Vamos como mal

El ‘Pote’ Ríos entró en esa etapa de la vida en la que todo tiempo pasado le parece mejor… ¿o será que en verdad el mundo se está yendo al carajo?

De acuerdo, de pronto entré en esa fase de la prevejez en la que uno considera que todo lo que pasa es malo. Mientras que mi pelo se puebla de canas pude entrar en ese modo en el que creo que todo lo pasado fue mejor y lo de ahora va peor. Pero no, lucho ante esa afirmación y me considero joven, de espíritu por demás. Solo creo que cada día pasan y pasan cosas que me indican que nuestra raza, la humana, va mal. No es ser fatalista, es que no sobra mirar el tema.

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Vamos brevemente a un repaso de lo que pasó en el mundo en los últimos siete días. La regla es que no voy a usar Google, solo apelaré a lo que me dejaron las noticias en la memoria.

Rusia: por pura casualidad y, si no estoy mal, porque una señora descubrió una especie de compota con restos humanos, cayeron Dmitry Baksheev y Natalia Baksheeva. Entre este par de gourmets habrían matado y comido los cuerpos de al menos 30 personas.

Bangladesh: 70.000 musulmanes rohingya buscan refugio por persecución. Literalmente es una cacería ante una etnia por el simple hecho de su religión. No, amigos; lo de Yugoslavia en la década de los noventa no se superó, caemos de nuevo en lo mismo.

Estados Unidos: un contador pensionado mete más de 20 armas en la habitación de uno de los mejores hoteles de Las Vegas, se ubica con comodidad en la ventana, abre fuego ante una multitud que veía un concierto y mata a más de 50 personas y deja heridas a más de 400. El tipo en cuestión tuvo tiempo para instalar cámaras, rociar con balas a la gente por más de 18 minutos y matarse.

España, Cataluña: convocan a una votación para decidir si el pueblo catalán quiere independizarse de España. Esto, dentro del marco de la Constitución ibérica, está por fuera de la ley. Se realiza la votación y el Gobierno español envía a su Policía y a la Guardia Civil para evitar que esto ocurra. El lío es que a punta de bolillo, gases, golpes, sangre, empujones y agresiones contra todo tipo de población (niños, viejos, adultos, lo que fuera) se sesgó la democracia.

España, Madrid: en la plaza de Cibeles se reúne un buen número de ciudadanos. Ojo, no son cabezas rapadas, no visten de negro, no tienen botas tipo Gestapo. No, son estudiantes, universitarios, hombres y mujeres de oficina y hasta amas de casa. Gente del absoluto común que estira el brazo en alusión al saludo nazi, sostienen banderas de España y canta a pulmón inflado el himno del dictador Franco. Aclaro: pasó hace menos de 10 días, no en la década de los cuarenta.

Alemania: menos mal Ángela Merkel ganó las elecciones, pero en la celebración el rostro de la buena y progresista canciller alemana no denotaba felicidad plena. No. ¿La razón? A pocas cuadras la celebración era mayor. Era la sede de los partidos radicales de ultraderecha que le sonríen, muchas décadas después, al nazismo y que obtuvieron una muy importante votación que les da poder. Nada peor que esa sombra, nada peor que resurja el tufillo de la esvástica en ese país. Qué miedo…

Colombia: no se sabe quién, menos aún se sabe el porqué, solo se sabe que a pesar del discurso de la paz el salvajismo sigue en curso. Tres integrantes de la Policía Nacional fueron masacrados en una carretera dentro de su patrulla. Con eso tenemos para quedar lelos del escándalo, pero si usted le suma que tras el asesinato algunos habitantes o qué diablos voy a saber yo qué tipos de engendros son, decidieron saquear las pertenencias de los cadáveres, ya la cosa es de vómito. Y para ajustar, grabaron un video y mientras les robaban a los muertos le sonreían a la cámara.

Puedo seguir con los ejemplos (Siria, Corea del Norte, Venezuela…) y si busco con juicio me da para 100 páginas. De igual manera no quise ahondar en más casos de nuestra Colombia con su rosario de abusos a mujeres, niños, corrupción y demás ingredientes de nuestro menú. El punto es que vamos como mal, si no lo vemos es porque hacemos parte de esa misma ola que nos lleva a la retaguardia. A mí me preocupa, lo invito a usted a esta preocupación.

Por Andrés ‘Pote’ Ríos / Twitter: @poterios

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