Lima es el punto final. Hasta este destino llega la historia de las eliminatorias para Colombia y da miedo lo que pase porque volvemos a recordar que en Barranquilla contra Paraguay que el tiquete estuvo en el bolsillo y nos lo birlaron inexplicablemente.
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Pero quedarse en esos cuatro minutos malditos puede jugarnos en contra. Porque esas desconcentraciones ante Cardozo y Sanabria fueron increíbles, pero ya fueron. Nadie, al menos que yo sepa, tiene el poder de Superman que para devolver el tiempo y reparar un daño ya hecho decide volar en contra de la rotación de la tierra para devolverle la vida a su amada Lois Lane, devorada por una grieta de carretera en la que cae su Ford LTD rojo.
No podemos regresar los segundos para que David Ospina no se distraiga con el pelotazo bombeado de Anthony Silva buscando el milagro. Ya lo que pasó, fue. El tiempo que se escurrió entre los dedos ya no resulta determinante. Hoy la misión es enfocarse en los segundos que todavía no han llegado, en el tiempo que está por venir y que tendrá que ser soleado para así poder viajar a Rusia y coronar clasificación y así hay que visualizarse a pesar de la carga negativa que dejó el ayer más reciente. Ese es el tiempo que hay que empezar a aprovechar incluso antes de que ocurra y que llegue: el que nos acercará al momento cero. De ahí hay que pensar que Perú es complejo, que Cueva regresa, que Galesse está agrandado porque La Bombonera fue una vez suya y de nadie más, que Guerrero no va a descansar hasta vencer los esfuerzos de los nuestros en defensa… es decir, la misión suena difícil.
Pero hay que pensar que este camino de clasificatorias nos tiene aún entre los cuatro primeros. Antes de que la pelota comience a rodar en Lima, Colombia sigue teniendo un cupo directo de entrada para la Copa del Mundo rusa. Y hay que imaginar que sí, que hemos sido capaces en ocasiones anteriores de saltar el escollo limeño y que hay que tratar de seguir por la misma tónica. Hay que buscar darle muchísima confianza a Óscar Murillo, el encargado de reemplazar a Christian Zapata, y hay que pensar en que hay que darle así sea una sola opción a Falcao. Con una sola Falcao es tan crack que alcanza a meter dos.
Hay que pensar que dos de los puntos más bajos en el pasado partido supieron ser fantásticos en Perú en la eliminatoria hacia Brasil 2014: David Ospina, que aunque no le dio vueltas al contrario de la rotación de la tierra, sí se vistió de Superman. Y James, el refundido James que parece no encontrarse nunca en estos tiempos de demasiada convulsión para él y que lo tienen en su momento más impreciso en años, marcó el tanto del triunfo hace cuatro años en esa cancha.
Hay que buscar que el inagotable Carlos Sánchez no repita el rendimiento de los dos partidos anteriores porque él, que ha sido el mejor del equipo a lo largo de este camino, también aflojó y tiene derecho a hacerlo: siempre estuvo entre los mejor calificados. Pero contra Perú, no. En el último encuentro no se puede claudicar. Y a Cuadrado decirle que el sendero que eligió ante Paraguay sí es: el de la colectividad, las transiciones y el toque de primera.
No queda más sino aferrarse a la fe. Esa es la misión este martes.