Opinión

Ofrecemos perdón

El pasado domingo se celebró lo que llamaban “plebiscito por la paz”, el cual le vendieron a toda Colombia como la panacea para llegar al fin de una “guerra” nunca declarada; el ‘sí’ lo quisieron embutir hasta en los peajes, a la comunidad internacional en Cartagena le vendieron el proceso con las Farc como el único alcanzado en la historia de Colombia y el único con   apoteósica aprobacion popular, asunto que se demostraría una semana despues del show de ‘la Heroica’, en donde muchos desprevenidos buscaron la foto con Timochenko, unos en medio de la estupidez e imbecilidad y otros en medio de la euforia lagarta.

No bastó crearle al elector un serio problema al sacar un documento a escasas cuatro semanas, con 297 páginas en donde, en resumen, se mandaba al traste la Constitución política, documento lleno de complejidad en el que la elocuencia brillaba propiamente por su ausencia, menos complejas desde luego las palabras de ‘Timo’ desde Cartagena en las que él “ofreció perdón” a todos los colombianos, en especial a las víctimas, desde 2010, cuando se inició este proceso, las Farc tienen claro que no han sido derrotadas, que no pedirán perdón y que son ellas las víctimas, como también que el diálogo es una oportunidad de escalar políticamente.  

Asunto que de entrada, el pasado 23 de septiembre, les quedó clarísimo a las Farc, pues nunca ‘Timochenko’ imaginó que ofrecerle su perdón a Colombia tendría como consecuencia tanta fanaticada en el Centro de Convenciones de Cartagena, ¿quién iba a pensar que allí rogarían fotos a ‘Timo’? La arrogancia del máximo jefe de las Farc y sus palabras “condescendientes” con el país, junto con la agresividad de los promotores del ‘sí’, fueron materia suficiente para que los ciudadanos que aún no comen entero se pronunciaran el domingo de manera abrumadora para decirles a las Farc ‘no’, para decirles a los acuerdos de La Habana que hay que reconducirlos y que quienes votaron ‘no’ también quieren la paz.

Para ello no basta con palabras, es necesario replantear lo sustancial, como la responsabilidad penal de los máximos autores de crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad, y que tales responsables no tengan elegibilidad política, esto se traduce en penas privativas de la libertad a cabecillas, pero a su vez amnistía e indulto a la base guerrillera; que las Farc, en medio de su riqueza, aporten a la reparación de víctimas, siendo una organización tan rica (9000 millones de dólares tendrían en 1999), tienen que hacer su aporte económico a la reparación, que el narcotráfico, el secuestro y la extorsión no sean conexos con el delito político.

En razón que es un mal mensaje para las futuras generaciones y un precedente pésimo a las organizaciones que delinquen actualmente; al igual la imposibilidad de modificar la Constitución, en razón de que los acuerdos, como el Acto Legislativo para la Paz, traen consigo innumerables modificaciones suntantivas a la Constitución política, como por ejemplo reconocer a las Farc como si se tratara de un Estado; así las cosas, de tener en cuenta estos aspectos, muy seguramente Colombia ofrecerá perdón al señor ‘Timochenko’ y su pandilla, mas nunca al revés.

*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

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