Opinión

El río abandonado

El Arzobispo es un río que nace en los cerros orientales, más exactamente detrás de los cerros de El Cable y del Parque Nacional, y que desemboca en el río Bogotá varios kilómetros más al oeste, luego de recibir el nombre de Salitre y alimentar el humedal de Juan Amarillo. Allá, en las alturas, todo es color de rosa. De hecho, desde la calle 37 es posible ver la hermosa cascada que forma al bajar raudo por una gran pendiente hasta encontrarse con el Parque Nacional.

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Ya canalizado pasa por la Avenida 39 (que ahora llaman 40) y puede decirse que hasta la carrera 13 las cosas funcionan bien. Pero a partir de allí se convierte poco a poco en un basurero. Basurero verde, sí; arborizado, también; rodeado de hermosas casas y dignos edificios; nadie lo pone en duda. Pero, qué triste resulta atravesar el minúsculo cauce del Arzobispo por sus puentes peatonales.

Entre la carrera 24 y la 30, cuando el río Arzobispo pasa por el barrio Belalcázar, la cosa es francamente deprimente. Y, por qué no decirlo, miedosa. El que podría ser uno de los parques lineales más hermosos de Bogotá es un depósito de desperdicios. De nuevo lo mismo: bonitos árboles (la vegetación –de nuevo la vegetación– en algunos lugares ayuda a mitigar la sensación de desasosiego); un entorno urbanístico agradable; un par de zonas verdes con juegos para los niños y los adultos. Pero muy pocas ganas dan de recorrer esa ronda. De hecho, hacerlo en su totalidad no es posible. En algunos tramos está cercada con muros y hasta con alambre de púa. Y hasta mejor, piensa uno. Al menos esos espacios privatizados están libres de basura.

La comunidad ha tratado de mejorar las cosas, y se han organizado alrededor de un comité, que cuenta con página web y cuentas de Twitter y Facebook en las que denuncian los atropellos contra el río y sus alrededores. Pero todo indica que sus denuncias y peticiones no han podido impedir que la ronda del Arzobispo, cuando atraviesa algunos de los barrios más emblemáticos de la ciudad, presente ese aspecto tan deplorable.

Cómo me hubiera gustado escribir en esta sección cosas bonitas del río Arzobispo a su paso por Belalcázar. Hacerme el loco con el asunto de las basuras. Pero a veces resulta imposible tapar el sol con las manos.

*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

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