Opinión

¿Qué haces para ser feliz?

Cuando en medio de uno de mis talleres o conferencias le pregunto a cualquier persona: ¿quieres ser feliz?, sin dudarlo la respuesta siempre es un rotundo “¡sí!”, de hecho no he conocido a nadie que me diga algo como: “Hoy no, gracias”, o “¿para que?”, sino que enfáticamente todos suelen contestar de manera positiva.

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De hecho si tú, que estás leyendo estas líneas, tuvieras que contestar a la pregunta seguramente tu respuesta estaría en la misma línea. Pero el asunto no se basa en lo que queremos exclusivamente, ya que si la siguiente pregunta fuera: ¿qué haces para ser feliz?, seguramente todo ese ímpetu y seguridad de la respuesta anterior desaparecería para transformarse en duda e inseguridad. 

Queremos ser felices, pero muchas veces no entendemos lo que es realmente la felicidad en nuestras vidas; confundimos el tener cosas, situaciones o personas con el hecho de verdaderamente disfrutarlo; o sencillamente estamos tan concentrados en quejarnos que nos es prácticamente imposible ver lo que en verdad nos hace felices, y claro, como no lo podemos ver, creemos que no hay nada que podamos hacer. 

La verdadera felicidad requiere necesariamente acción, no solo contemplación. Y muchas personas no deciden hacer nada para ser felices porque simplemente están esperando serlo, como quien espera que llueva y caiga agua del cielo, olvidando que cada decisión que toman necesariamente terminará traduciéndose en una acción, y es la intención que se imprima en esa acción la que determinará si aporta o no para la felicidad. 

Hay quienes se quedan mirando al pasado y nadie puede ir hacia adelante si está con su mirada clavada hacia atrás, ya que quien solo concentra su atención en el pasado terminará por convertirse en juez de los actos propios y ajenos, pero como ya no puede hacer nada, traducirá todo eso en frustración. Hay otros que se quedan echando globos sobre el futuro y creen que con solo imaginarlo y planearlo van a alcanzarlo, sin embargo se les olvida actuar en el presente, pero lo peor es que llegan a planear tanto que ven todas las posibles combinaciones del panorama, causando ansiedad y estrés en sus vidas por algo que no ha sido y nadie puede estar seguro de que suceda. Y sea cual sea el escenario, la frustración, el estrés y/o la ansiedad terminarán por generar lo mismo: miedo. 

Es por ello que estar en el presente, disfrutando de este momento, aprendiendo de él y agradeciendo todo lo que trae (lo que nos parece bueno y lo que no también), puede ser una de las maneras más efectivas e inmediatas de hacer algo por nuestra felicidad. Esto, claro, sumado a todo lo que hagamos por alcanzar nuestras metas, por dejar de lado las excusas, por asumir la responsabilidad que tenemos para con nosotros mismos de ser felices y, por ese medio, contribuir a la felicidad de los demás. 

Para que cuando en algún momento, cuando alguien te pregunte si te gustaría ser feliz, tu respuesta sea: “¡Ya lo soy!”.

*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

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