Se conocen cada vez más detalles de la tragedia de la familia Manrique Lutz, que apareció muerta el pasado lunes en su casa en un suburbio residencial de Sidney (Australia) y que se ganó el cariño de los vecinos.
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Solo así se explica cómo en la casa haya cientos de flores y mensajes de niños y adultos de Davidson, una comunidad al norte de Sidney en la que Fernando Manrique y María Claudia Lutz se habían convertido en parte ejemplar, y con la que estudiaban sus hijos a pesar de sufrir de autismo.
Mientras tanto, la Policía apunta cada vez más a la posibilidad de que Manrique hubiera planeado el asesinato y suicidio. La red de tuberías descubierta el pasado martes por los investigadores del caso en el techo de la casa estuvo conectada a dos cilindros de monóxido de carbono, un gas inodoro y letal.
Según los diarios Daily Telegraph y Morning Herald de la ciudad australiana, María Clauda Lutz buscaba llevarse a sus hijos de Australia a Colombia debido a que Manrique permanecía constantemente ausente como director para Asia de una compañía tecnológica multinacional, algo que rechazó su esposo.
Mientras tanto, las familias Manrique y Lutz han mantenido un férreo hermetismo, el cual se extendió por petición de las mismas hasta la Cancillería. Se desconoce si los cuerpos de Fernando, María Claudia, Elisa y Martín serán enterrados en Australia o transportados al país para su funeral.
Solo se sabe que este domingo hubo una ceremonia religiosa en su honor en la principal iglesia católica de Sidney, la ciudad a donde Fernando y María Claudia se habían trasladado en 2005 en busca de mejores oportunidades de vida. Allí cientos de amigos y vecinos se reunieron para rendirles homenaje.
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