Daniela Narváez Perdomo perdió a su padre, Juan Carlos Narváez, el 11 de abril de 2002. Él fue uno de los 11 diputados secuestrados por las Farc y que desde el edificio de la Asamblea del Valle del Cauca en Cali, y que cinco años después, ende 2007, fueron asesinados en cautiverio.
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La niña que entonces tenía dos años y medio hoy tiene 17 años, y aunque no puede participar en el plebiscito del próximo 2 de octubre, escribió en una conmovedora carta cómo durante su secuestro y por muchos años se mantuvo estática en medio del dolor hasta que por fin decidió exorcizar todas estas pesadillas.
«Lo único que me quedaba de mi padre eran fotografías viejas, uno que otro video, las anécdotas y relatos familiares y sólo un recuerdo en mi memoria. Más que un recuerdo era una imagen, un instante nada más, pero para mí era lo más preciado que tenía de él. La imagen de mi padre en un parque, esperándome al final del resbalador, era lo que creía recordar», este fue el recuerdo del momento en el que Narváez se enteró de que mataron a su padre.
En la carta, la joven Daniela Narváez escribió con lujo de detalles todo el dolor que sintió, desde que cuando «apenas aprendía a hablar y a dejar el pañal», su padre fue secuestrado y después asesinado. También recordó cómo la liberación de Sigifredo López le ayudó a paliar el dolor al conocer la fortaleza de su compañero de cautiverio y la esperanza que tenía de llevarla al colegio.
Su madre, Fabiola Perdomo, fue quien recibió el perdón del guerrillero ‘Pablo Catatumbo’ en La Habana por este hecho, aguantó las lágrimas de la joven daniela luego de varios años en los que no pudo llorar. Pero ahora, la joven decidió escribir todo lo que le sucedió.
«Esta es la historia de todos esos niños a quienes la guerra les arrebató su infancia, esos niños que en lugar de colorear tuvimos que marchar, luchar y ser fuertes, esos niños cuyo deseo de cumpleaños y primer elemento en la carta al “Niño Dios” era o es la paz, esos niños a quienes sus padres no los pudieron ni los podrán llevar de la mano al colegio», dijo Narváez en su carta, publicada por la revista Semana y que se puede leer en este enlace.
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