¿Cómo mejorar la condición de salud de los colombianos y, de paso, ganar un buen dinero para solucionar los problemas críticos de financiación que el sistema de salud nacional sufre? La solución, según el Ministerio de Salud, estaría en un impuesto a gaseosas, energizantes y jugos.
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Para el ministro Alejandro Gaviria, la propuesta de poner un impuesto adicional a las bebidas azucaradas amerita la posibilidad de ser presentada en el marco de la reforma tributaria estructural que se avecina en la próxima sesión legislativa, pero múltiples sectores han provocado una intensa polémica por la propuesta.
12%
Es el impuesto estimado que se presentaría en la reforma tributaria, que haría que una gaseosa personal aumentara de costo entre 50 y 250 pesos.
Según el Ministerio de Salud, más de 184.000 personas al año sufren en el mundo de enfermedades que están relacionadas con el consumo excesivo de azúcares refinados en bebidas como gaseosas y energizantes.
El objetivo del Gobierno es doble: primero, reducir un elevado índice de obesidad que borrdea el 51% en el país, y en el que el consumo de estas bebidas podría, de acuerdo a las previsiones de Gaviria, reducir en particular la obesidad infantil; y segundo, recaudar hasta 1,8 billones de pesos al año para la salud.
Entre quienes apoyan la propuesta de Alejandro Gaviria se encuentran médicos internacionales, quienes en una carta expresaron que un impuesto del 20% en el cosnumo de las bebidas azucaradas llevaría a recaudar 1,3 billones de pesos y frenaría un incremento de casi 8 veces del costo de atender enfermedades como diabetes.
Según el Ministerio de Salud, el 51% de los colombianos tiene sobrepeso y obesidad. El alto consumo de bebidas azucaradas, pero también de productos fritos y de alimentos ricos en carbohidratos como pan, arepas, papa y yuca hace que este sea un «país de gordos».
A pesar de iniciativas de actividad física en todo el país impulsadas por Coldeportes y las entidades locales, el sedentarismo es otro de los problemas más críticos.
Costumbres como el uso de motocicletas en las ciudades a cambio de bicicletas o de caminar han hecho que la obesidad se dispare, con problemas como hipertensión y diabetes como las enfermedades más notorias.
Los departamentos más afectados por esta epidemia, al contrario de lo que se cree, no son los más urbanizados: el Guainía, Vichada y San Andrés cuentan con los mayores porcentajes de población con sobrepeso.
Así mismo, los médicos internacionales aseguraron que el incremento de tributos ayudará a aumentar el consumo de otras bebidas como agua y leche, en especial en los estratos más bajos que son los mayores consumidores de gasesosas.
Los que rechazan
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Uno de los rechazos más intensos fue el de la Asociación Colombiana de Empresarios (Andi), quienes aseguraron que la medida no tendrá el éxito augurado y castigará de forma sobredimensionada el consumo de los estratos más bajos.
El estudio de la Andi encontró que no existe una correlación literal entre el impuesto y la obesidad, el cual ha sido esgrimido como el principal argumento por Gaviria. Según los empresarios, los principales motivos de obesidad en el país están relacionados con el sedentarismo, no con el consumo excesivo de azúcar.
En el mismo término mostró su rechazo la Asociación Colombiana de Bares, Discotecas y Restaurantes (Asobares), que aseguró que el impuesto «generaría un impacto negativo a lo largo de toda la cadena y un encarecimiento de los productos para el consumidor final».
Finalmente, especialistas en derecho tributario también rechazaron el impuesto. El abogado de la firma Garrigues César Cermeño aseguró a PUBLIMETRO que este tributo tendría unas complejidades operativas y costos administrativos que haría casi imposible la recaudación efectiva del tributo.
«La experiencia internacional muestra que este tipo de tributos son regresivos y, paradójicamente, no tienen un impacto en la tributación alto. Dinamarca, por ejemplo, creó un impuesto que perdió su vigencia porque los costos de implementar y controlar el tributo superaron el valor del recaudo. En Ecuador, la ley que aumentó el gravamen a las bebidas no alcohólicas o gaseosas con alto contenido de azúcar, no ha tenido un impacto notable en el recaudo», explicó Cermeño.
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