Colombia aspira a mejorar sus indicadores económicos y atraer más turismo e inversiones con el fin de 52 años de conflicto con las FARC, pero reconstruir o desarrollar las regiones afectadas por la confrontación será una tarea compleja que requerirá ingentes inversiones.
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La firma de la paz, el próximo 26 de septiembre, supondrá para los colombianos la cristalización del sueño de reconciliación y el inicio de un esfuerzo titánico para llevar atención a las regiones, así como para cumplir las condiciones pactadas con la guerrilla para facilitar su tránsito a la vida civil.
Para el Gobierno, la paz traerá enormes dividendos al país, reflejados en un crecimiento adicional del PIB «de entre un 1,1 y un 1,9 %» anual, y expansiones del 20 % del comercio minorista y la industria, del 30 % del turismo y del 12 % de las exportaciones.
«Uno de los dividendos más representativos de la paz en el sector económico será el aumento de la inversión extranjera», señala un estudio del Departamento Nacional de Planeación (DNP), el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y ProColombia, que calcula que se «se triplicará» ese flujo de capitales.
El año pasado la IED fue de 11.427 millones de dólares y las exportaciones sumaron 35.691 millones de dólares.
Otro tanto aportará el turismo, que exhibe un crecimiento del 175 % en la llegada de visitantes extranjeros al país entre 2004 y 2015 hasta totalizar 4,4 millones viajeros.
«A 2018 tenemos metas ambiciosas, entre ellas la generación de 6.000 millones de dólares en divisas por las cuentas asociadas al turismo, 300.000 nuevos empleos, cinco millones de visitantes extranjeros no residentes y 556 eventos captados del exterior», dijo la ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Claudia Lacouture.
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Esa expectativa parte del hecho de que por el conflicto había muchas zonas del país vetadas al turismo, y de que Colombia ha estado durante años en la lista de destinos de riesgo de Estados Unidos y países europeos.
Las cifras de cuánto le costará a Colombia concretar la paz aún no están consolidadas, pero algunas proyecciones indican que la primera década del posconflicto puede costar entre 80 y 90 billones de pesos (entre 27.650 y 31.107 millones de dólares de hoy), lo que, según el centro de investigación Fedesarrollo, «implicaría algo más de 1 % del PIB por año».
Un documento del Bank of America calculó que el costo del proceso de paz estaría en un rango de entre el 1,07 y el 3,77 % del producto interno bruto (PIB) colombiano, que en 2015 fue 292.080 millones de dólares, según el Banco Mundial.
Estas cifras palidecen frente a los 179.000 millones de dólares que, según el estudio «Gastos de guerra en Colombia», publicado por el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), le ha costado al país la confrontación entre 1964, año de fundación de las FARC, y la actualidad.
El estudio compara ese gasto con el Plan Marshall ideado por EE.UU. para auxiliar a Europa después de la Segunda Guerra Mundial, que «consistió en una ayuda de 13.000 millones de dólares de la época para 18 países», que al cambio de hoy serían unos 42.000 millones de dólares.
Según el director del Centro en Economía y Finanzas de la Universidad Icesi de Cali, Julio César Alonso, «hay que tener un poco de cuidado y ser realistas» con los beneficios que se esperan del posconflicto que vendrá con la firma de la paz.
«Creo que eso no va a ser de inmediato. Al principio puede ser bastante duro vender dos cosas: primero la necesidad de mayores ingresos tributarios» y segundo, aumentar «la confianza de la inversión extranjera en el país», explicó a Efe.
Por su parte, la economista Ana María Ibáñez, catedrática de la Universidad de los Andes, advirtió que el conflicto ha supuesto principalmente «costos económicos en la población», que resumió en aspectos como menor inversión en educación y en salud, así como atraso agrícola de las zonas más castigadas por el conflicto.
«El conflicto profundiza la desigualdad, reduce los ingresos de la población más pobre y puede generar trampas de pobreza» que perpetúan esta condición, afirmó Ibáñez.
A su juicio, la paz con las FARC «va a reducir los gastos económicos para los hogares» y las empresas, pero advirtió que «si no se hacen inversiones profundas y altas» los costos del conflicto «pueden perdurar».
«Se tienen que hacer inversiones que compensen esos costos que dejó el conflicto armado», puntualizó la catedrática, para quien el solo fin de la confrontación «no va a cambiar las cosas».