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El acuerdo de paz alcanzado entre el Gobierno colombiano y las FARC es de los más sólidos de la historia reciente, en opinión del politólogo español y doctor en Estudios de Paz Egoitz Gago, profesor de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá.
«Si juntamos la magnitud del acuerdo -la guerrilla más grande, vieja y poderosa de América Latina-, que se haya podido llegar a un acuerdo satisfactorio para las dos partes, merece el número uno de solidez. El problema no es el acuerdo, el problema es implementarlo», dijo Gago en una entrevista con Efe.
El Gobierno colombiano y las FARC rubricaron un acuerdo de paz el pasado 24 de agosto tras casi cuatro años de negociaciones, con lo que se pone fin a más de medio siglo de conflicto armado.
El texto recoge acuerdos en materias complejas como una reforma estructural del campo, reparación a las víctimas, justicia para los guerrilleros, lucha contra el narcotráfico, desmovilización y participación política de las FARC.
Gago explicó que las 297 páginas del acuerdo, que debido a su labor profesional leyó en apenas 48 horas, «están muy bien redactadas y cubren todos los aspectos de un acuerdo de paz».
«Son sólidos porque están muy blindados jurídicamente pero lo que pasa es que todos los acuerdos de paz del mundo funcionan sobre el principio de la confianza mutua», detalló.
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Por ello, comentó que «no hay ningún mecanismo coercitivo que obligue a las partes a cumplirlo».
Sin embargo, para Gago la comparación con otros acuerdos recientes como los de Centroamérica, Irlanda, Filipinas o Nepal muestra que el colombiano es «muy completo».
Entre sus puntos fuertes destacó que «trabaja muy bien el fin del conflicto» y «el paso de las FARC de la vida armada a la vida civil y política».
También valora el borrador de la Ley de Amnistía que beneficiará a los guerrilleros de las FARC.
Entre los más débiles encuentra el referido a la reforma del campo, ya que cree que «hablan de proyectos e ideas que tenían que trabajar» lo relacionado con «el desarrollo más puntual».
«El campo colombiano desde un punto de vista de trabajo estructural y económico necesita un cambio profundo. Viene con varios puntos que no se han hecho, hace falta un sistema que redistribuya la riqueza porque Colombia es el tercer país más desigual de Latinoamerica», destacó.
El profesor universitario, que realizó su doctorado en Estudios de Paz de la Universidad de Bradford (Reino Unido), considera que «tiene que haber un modelo de redistribución que proteja el campo colombiano» y recordó la desigualdad de la propiedad rural en el país.
En referencia al tema de la justicia, el que más críticas ha despertado porque algunos opositores consideran que genera impunidad, Gago explicó que «no hay modelo de paz en el mundo que no tenga justicia transicional».
«No hay impunidad porque todos pasan por un proceso judicial y tienen un resultado, impunidad es si hago una cosa y no hay ningún tipo de veeduría judicial», subrayó.
El pasado diciembre, el Gobierno y las FARC concluyeron un acuerdo en el punto de justicia transicional por el que se creará un mecanismo de Jurisdicción Especial para la Paz que se aplicará a los responsables del conflicto armado y que fue uno de los asuntos más difíciles de la negociación.
Los delitos políticos y conexos estarán sujetos a una amnistía, pero los de lesa humanidad, el genocidio y los crímenes de guerra, entre otros, quedarán al margen de ese beneficio y los culpables serán castigados con «restricción de libertades» en condiciones especiales u ordinarias.
Por ello, el profesor universitario consideró que la Corte Penal Internacional no intervendrá en Colombia pese a que «tiene la potestad de actuar de oficio a todos los niveles», contra guerrilleros pero también contra quienes han tenido responsabilidad política.
«No creo que eso vaya a pasar porque la ley de amnistía recoge supuestos del Estatuto de Roma, ¿hay una certeza al 100 % de que vaya a pasar? No, pero sería muy raro», señaló.
Entre los grandes retos para la implementación del acuerdo, Gago considera que está la necesidad de «cambios estructurales serios en el país», algo que no sucederá «de la noche a la mañana».
Asimismo, será fundamental la generación de oportunidades a los guerrilleros para que no suceda como en Centroamérica, donde «los graves problemas de pobreza hacen que salga más a cuenta formar parte de una mara (pandilla)».
«De la generación de oportunidades de guerrilleros depende mucho el éxito», concluyó Gago.