El único deportista en Colombia que ha alcanzado un récord mundial se llama Andrés Mauricio Valencia, vive en Cali y es atleta paralímpico. Desde hace unos días, cuando logró la marca más alta del mundo en lanzamiento de jabalina durante los Abiertos Nacionales Paralímpicos de Cali, su nombre ha vuelto a ser melodía en las notas del orgullo del deporte nacional.
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Aunque quizá es el más grande de sus logros, no ha sido el único en ocho años de carrera: a los pocos meses de iniciar sus entrenamientos se convirtió en triple campeón nacional de lanzamiento. Y de ahí, el camino de victorias se vino con tanta velocidad como los discos, las balas y las jabalinas que, viajando por el aire, le demuestran que la discapacidad no es una barrera.
De los juegos de Río 2016 y de Londres 2017, Mauricio guarda un par de medallas de oro con las que recuerda que no hubo un mejor desempeño que el suyo. “Soy campeón de cada uno de los certámenes del ciclo olímpico”, dice para resumir su trayectoria de primeros lugares, medallas, aplausos, reconocimientos y esfuerzo. Mucho esfuerzo.
Con una rutina ajustada a las capacidades de los deportistas paralímpicos, su entrenamiento comienza todos los días a las 8:00 a.m. en un gimnasio en el sur de la ciudad. Durante cuatro horas fortalece y tonifica cada uno de los músculos que en los juegos más recientes le permitieron lanzar una jabalina a 38 metros con 23 centímetros de distancia y renovar la marca más grande del planeta.
En la tarde, las otras cuatro horas de entrenamiento son en el campo. Jornadas de hasta 40 lanzamientos con su brazo derecho que le ayudan a perfeccionar su técnica y mejorar las distancias. Y en la noche, un milagrito de tres años que le dice ‘papá’ lo espera en casa. Se llama Máximo. Los dos son infinitos.
Hace 30 años, cuando Mauricio nació en los llanos orientales, la falta de oxígeno le provocó una parálisis cerebral. Sin embargo, su lesión se definió hace apenas nueve años después de haber pasado por diagnósticos como polio, tendones encogidos, un pie más largo que otro y demás dictámenes que solo relacionaban su discapacidad con algo físico.
Viéndolo levantar pesas, dos entrenadores vallecaucanos que por los días del 2009 recorrían tierras llaneras le notaron un gran potencial como deportista. Al año siguiente lograron traerlo a la Liga Vallecaucana de Discapacidad y desde ahí ha llevado los colores del departamento en las competencias nacionales e internacionales.
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Sin embargo, su primer amor no fue el lanzamiento de jabalina, disco y bala. Con la ilusión de seguir el ejemplo de su padre intentó practicar fútbol, pero sus piernas no le respondían como necesitaba. “Yo no me reconocía como discapacitado y eso es importante para saber qué tanto puedo dar y cómo lo puedo hacer. Es el primer paso para iniciar en el deporte paralímpico”, dice.
En mayo, Mauricio viajará a Suiza y a Alemania a unas nuevas competencias en las que representará al Valle del Cauca, a Colombia y a todas esas personas, discapacitadas o no, para las que el deporte es un proyecto de vida. Después estará en China para enfrentarse a su oponente directo en lanzamiento de jabalina a nivel mundial.
En los Abiertos Nacionales Paralímpicos de Cali lanzó al mismo tiempo que Diego Meneses, de Yumbo, su competencia directa en todas las pruebas nacionales. Allí, mientras estiraba el brazo hacia atrás antes de lanzar la jabalina con la que batió el récord mundial, Mauricio quizá pensaba que solo se vale retroceder para tomar impulso.
La frase:
«Lo más importante en es la constancia, coger un ritmo. Alguien que quiera lograr estas marcas debe estar 100% dedicado al deporte»: Mauricio Valencia.