Los días cercanos a la ‘noche de los muertos’ o Halloween empiezan a ocurrir cosas que se salen de la cotidianidad. En Palmira (Valle del Cauca), por ejemplo, la comunidad denunció que varias bóvedas del cementerio Ayacucho habían sido abiertas para robar los huesos de los difuntos que ahí descansaban.
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El hallazgo lo hizo Martha Díaz, una líder de la zona, cuando fue a visitar a un familiar fallecido y se llevó la gran sorpresa: “Después de la misa me acerqué al cementerio a llevarle unas flores a un familiar y cuando llegué me encontré con que habían saqueado dos tumbas”, dijo la mujer.
La Policía de Palmira ya está investigando quiénes son los responsables, pero por el momento se le atribuye el hecho a las sectas satánicas que existen en la ciudad y que realizan diversos rituales el último día del mes de octubre.
La semana pasada, otro suceso similar había estremecido a los caleños: cuatro gatos negros fueron hallados muertos, decapitados y con los cuerpos llenos de alfileres. Desde las fundaciones de apoyo a los animales callejeros se encendió una alerta para evitar que gatos y perros, específicamente los de color negro, fueran sacrificados para rituales satánicos.