El fortalecimiento de la canasta exportadora, el incremento del ingreso per capita y la reducción de los homicidios y del desempleo son algunos de los indicadores que afianzan el buen momento por el que está pasando el Valle del Cauca. Y aunque todavía hay muchos retos que le apuntan al mejoramiento de la calidad de vida y a la consolidación de sectores productivos, el departamento ha logrado mantener un crecimiento de su economía superior al promedio nacional: mientras la media es del 2%, el Valle crece un 3% desde el 2014.
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Estos y otros datos están plasmados en ‘Mientras llegaba el futuro: 25 años de apertura económica del Valle del Cauca’, un libro de Esteban Piedrahíta, Carlos Andrés Pérez y Harold Londoño*. Luego de hacer un recuento de grandes hitos de la economía vallecaucana como la llegada del ferrocarril y la apertura del canal de Panamá, los autores exponen las transformaciones sociales, los procesos migratorios, las nuevas apuestas productivas y la apertura externa que ha tenido el departamento desde 1990.
¿Cuál fue ese momento exacto en el que la economía del Valle cambió?
La apertura más ambiciosa sucedió en 1990. Fue un poco traumática porque habíamos sido una de las regiones más exitosas del país, pero en un esquema de economía cerrada. Las reglas de juego cambiaron, entró la nueva constitución y hubo un crecimiento importante del Estado. Entre el 90 y el 97 tuvimos una especie de burbuja y llegaron capitales del exterior, pero después vino la crisis y el Valle perdió muchos años de crecimiento hasta el 2005 que recuperamos el ingreso per capita. Luego se dio el auge minero en el que el departamento no creció tanto, aunque con la caída del petróleo entramos en un periodo de recuperación porque somos un departamento agroindustrial.
El nombre del libro está inspirado en el discurso de posesión de César Gaviria, ¿ya estamos en ese futuro al que él nos dio la bienvenida?
Diría que sí, en muchas dimensiones. El consumidor colombiano hoy tiene acceso a una diversidad de bienes que antes jamás hubiera podido conseguir, entonces la modernización se ve en muchos aspectos. También han mejorado los servicios sociales, sin embargo nos falta mucho para alcanzar el bienestar colectivo y la prosperidad que deseamos.
¿Cuál podría ser una radiografía actual de la economía vallecaucana?
Una de las bondades del Valle es que, gracias a la presencia de las multinacionales y a que no es tan rico en petróleo, tiene un tejido empresarial muy diversificado. No somos inmunes a la desaceleración económica que ha vivido el país, pero nuestras cifras son prometedoras. En el primer semestre de este año, nuestra economía creció cerca del 2% mientras que el promedio de Colombia fue del 1%. Esperamos cerrar el año con un crecimiento del 3%.
¿Y entonces por dónde están las falencias?
Tenemos muchos retos: tenemos la canasta exportadora más diversificada del país pero nos falta profundizar y exportar mayores cantidades. También quisiéramos tener una sociedad más pacífica y más próspera, una mejor gestión pública –aunque en esto hemos avanzado bastante-, que las universidades tengan un mayor cubrimiento y que se fortalezca la educación técnica para el trabajo. Debemos trabajar en el bilingüismo, que le da oportunidades magníficas a la gente. Confío en que este tejido empresarial tan diverso puede crecer y generar más prosperidad colectiva, esa es nuestra apuesta. Mucho dependerá de lo que suceda con Colombia, pero soy optimista y sé que la economía del Valle va a crecer más que el promedio nacional.
En esta dinámica, ¿qué aportan las pequeñas empresas?
Son muy importantes. En la Cámara de Comercio de Cali hay cerca de 90.000 empresas registradas y en el resto del Valle hay otras miles. La mayoría de ellas son microempresas y es difícil atenderlas a todas, pero tratamos de hacer selecciones. Este año, por ejemplo, lanzamos un proyecto para trabajar con peluquerías que hacen parte de un sector muy grande y muy informal en Cali. También buscamos pequeñas empresas que tienen la posibilidad de crecer y convertirse en las grandes compañías del futuro que van a jalonar a la región. Para esas tenemos varios programas dependiendo de su estado de desarrollo.
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Habla en el libro de la economía creativa como una nueva estrategia de competitividad…
Es un sector muy lindo, muy sostenible y muy incluyente. En Cali tenemos una gran diversidad racial y esto abre oportunidades enormes en temas artísticos. Productos como la salsa, el diseño, la gastronomía y el software viajan muy bien y son muy exportables. A través de plataformas como Cali Creativa se han dado a conocer esas personas que hacen cosas extraordinarias en las industrias creativas de la región con el fin de generar empleo y atraer inversión.
¿Dónde se puede conseguir el libro?
Se puede comprar en el segundo piso de la Cámara de Comercio de Cali o descargar gratis de la página web. Es fácil de leer y tiene todas las bases de datos de las que se extrajo la información. Los invito a que lo lean, es importante conocer la historia para aprender de ella, ver los aciertos y los errores y construir sobre lo que ha sucedido.
*Carlos Andrés Pérez es el director económico y de planeación de la CCC; Harold Londoño, el jefe de estudios económicos.