Cali

Ex habitantes de la calle se la juegan por la resocialización

Ahora no los reúne la droga sino el deporte. Historias de un lenguaje universal.

Si la buena racha continúa, el equipo de fútbol en el que juega Óscar Sánchez llegará a la final del torneo que desde hace unos meses disputan varios integrantes de la Fundación Samaritanos de la Calle. Sánchez, de 38 años y fiel hincha del América, pasó un año y medio viviendo a la intemperie y consumiendo sustancias psicoactivas a diario hasta que decidió vincularse al programa de resocialización que ofrece Samaritanos de la Calle en el que ha encontrado razones para cambiar su vida. En todo el torneo ha metido un gol. Su sueño: ver de nuevo a su mamá.

Gracias al programa de la Secretaría de Bienestar Social que brinda una atención a los ‘sin techo’ por medio de la Fundación Samaritanos de la Calle, 40 hombres en distintos niveles de recuperación participaron en el torneo de fútbol sala que busca fortalecer la convivencia y las relaciones personales, además de ocuparles parte del tiempo libre para que no se vean tentados a retomar el consumo de alucinógenos.

En la cancha todos juegan con la emoción con la que quizás dos equipos enfrentarían la final de un campeonato mundial. Se comunican entre ellos para organizar las jugadas. Pases largos. Toques. Tiros olímpicos. Y cuando se marca un gol, la alegría se expande a los espectadores que no apoyan solo al equipo sino a la valentía de esos hombres para tomar la decisión de dejar la calle y cambiar sus vidas.

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“El sistema que tenemos está dividido en seis dispositivos, entonces hay unas personas que solo van un día a asearse y a comer, pero también hay otras que ya viven en los hogares de paso y están en procesos de resocialización. Con actividades como este torneo pretendemos desarrollar en ellos habilidades sociales porque nuestro principal objetivo es que se incluyan socialmente de una manera digna. Es un logro que estos pelados, en su condición, aguanten dos tiempos de 30 minutos cada uno”, cuenta Andrés García, coordinador de la Fundación Samaritanos de la Calle.

Además de reencontrarse con su mamá luego de 12 años sin verla, otro de los sueños de Óscar es terminar sus estudios básicos y graduarse como abogado. Para definir su experiencia en el torneo utiliza una palabra que hace juego con su sonrisa: elegante. Dice el diccionario de la Real Academia que ‘elegante’ es algo dotado de gracia, nobleza y sencillez. Y así es ahora Óscar: elegante.

“He metido solo un gol porque juego del centro hacia atrás, pero este torneo ha sido muy emocionante. La pasamos elegante. Siempre me había gustado el fútbol pero a los 12 años me pegaron una puñada en un pulmón y quedé con problemas. Aunque me canso mucho, juego. La relación con los compañeros ha sido muy buena, cuando hay roces todo lo solucionamos en paz”, dice el futuro abogado.

Con el apoyo de otras instituciones públicas y privadas, la Fundación Samaritanos de la Calle tiene actividades para otros tipos de población que quiere alejarse del consumo de drogas. Los adultos mayores, por ejemplo, van a conocer lugares como el Zoológico y el Estadio. Con los jóvenes se hacen salidas ecológicas y visitas a las bibliotecas gracias al convenio con la Red de Bibliotecas Públicas. Y así, con una suma de esfuerzos y la plena voluntad de los integrantes de los programas, se va logrando que ellos conozcan el otro mundo que hay lejos de las calles en las que pasaban días y noches.


En la Institución Educativa Santa Librada, 29 ex habitantes de calle están cursando el bachillerato como parte del proceso de resocialización.


“En este torneo se ve que ellos desarrollan habilidades sociales y que están listos para su inclusión en otros espacios de ciudad. Se promueve que la ciudadanía pueda ver a esta población con otra cara, no siempre ligada al consumo de sustancias sicoactivas o actos delictivos”, explica Carlos Mezú, otro de los coordinadores de Samaritanos de la Calle.

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