Cali

Aquagym, las maravillas de hacer ejercicio bajo el agua

Corregir problemas musculares, mejorar la circulación, fortalecer el cuerpo y liberar el estrés son algunos de los beneficios de esta práctica.

La mujer que acaba de nadar 1000 metros se llama Diana. Tiene 41 años y es contadora pública. Hasta hace unos meses, su corazón latía 1400 veces más de lo que normalmente debía hacerlo cada día. Extrasístole ventricular, le dijo el médico. Y para otras arritmias cardiacas que presentaba a pesar de su juventud, le recomendó hacer natación.

Luego de una búsqueda minuciosa, Diana conoció el club Aquagym. ¿Hacer acondicionamiento físico y deporte bajo el agua? La propuesta le sonó interesante. Esta idea había empezado a calar en la cabeza de Natalia Peña ocho años antes, cuando se dio cuenta de que varias personas coincidían con ella en el odio por los gimnasios y que anhelaban poder hacer ejercicio en la comodidad de una piscina.

Ella, Natalia, tenía claras las bondades del agua desde los cinco meses de nacida, cuando su mamá la metió a natación. Luego entrenó nado sincronizado y waterpolo, y estudió una carrera nada cercana al deporte que le sirvió únicamente para comprobar que no le gustaba estar encerrada.

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Por eso en el 2011 optó por hacer Licenciatura en Educación Física y empezó a darle forma a lo que hoy es Aquagym, un club de natación y acondicionamiento físico en el que se trabaja de acuerdo a las necesidades de cada persona. Entonces con Diana, por ejemplo, hizo ejercicios para fortalecer su sistema cardiovascular. Con otros integrantes del club ha trabajado rutinas para disminuir el sobrepeso, para fortalecer las articulaciones, para eliminar los dolores de espalda y para sanar un sinnúmero de molestias que los aquejan. Y en medio de todo este proceso van aprendiendo a nadar.

En Cali, Natalia dice ser la única con un proyecto de este tipo, lejano a la rehabilitación en el agua y a la natación competitiva. De hecho no ha encontrado ideas similares en todo el suroccidente colombiano. Otro de los valores agregados son los lazos de amistad que se crean entre sus ‘pupilos’, pues finalmente cuando se divierten y liberan el estrés que pueden generarles las jornadas laborales, muchos dolores y males van desapareciendo como por arte de magia.

En Aquagym entonces se hacen ejercicios para fortalecer los músculos y para trabajar distintas zonas y sistemas del cuerpo, pero también se pasa un rato agradable durante cada noche de entreno. Una piscina de 1,50 es la cómplice de todas estas aventuras, aunque a veces los entrenamientos fuertes se hacen en otra más pequeña. La poca profundidad de ambas ayuda a que se puedan hacer ejercicios más efectivos, y a que la gente que no sabe nadar pueda perderle el miedo al agua.

Ahora, el sueño de Natalia es tener una sede propia en la que pueda atender también pacientes discapacitados, pues en su carrera ha podido comprobar cómo la piscina es útil para estimular a personas con distintos tipos de discapacidades, tanto cognitivas como físicas. Bondades del agua.

En esta sede, además, quisiera tener otras clases que apoyen el acondicionamiento físico: yoga y pilates están entre sus opciones. Por eso en este momento, luego de haber terminado su segunda carrera, se prepara para hacer una maestría en Actividad Física y Discapacidad que le dará las herramientas y el conocimiento necesario para continuar con esta otra parte de su proyecto. Ella lo tiene muy claro y lo repite como un mantra que quizás aprendió desde la cuna, desde aquella primera vez en la que su mamá la metió al agua junto a su hermana gemela: “Si uno puede ayudar a las demás personas, ¿por qué no hacerlo?”.

Lo que pasó con Diana finalmente fue que luego de dos semanas de entreno, sus extrasístoles habían bajado a 140 en un día. En otras palabras, su corazón estaba menos alterado aun cuando a veces se le olvidaba tomase la droga. Hoy, luego de tres meses de práctica constante, cuenta que su mejoría ha sido aún mayor. Además del corazón, la clase de Aquagym le sirve para desestresarse y relajar su cuerpo.

Lo mismo pasa con los otros 27 integrantes del club que mes a mes se inscriben nuevamente para continuar con los entrenamientos. Las 12 clases cuestan $100.000, lo que tal vez otras personas preferirán gastarse en un día de cine con amigos o en una noche de rumba.  Además de los beneficios notables del entrenamiento, los integrantes de Aquagym destacan el amor y la entrega de la profesora. Lina, por ejemplo, resalta que gracias a la guía de Natalia ha podido ir eliminando palabras de su vocabulario que se convertían en un obstáculo. Entonces ahora en vez de decir ‘no puedo’ antes de iniciar cada ejercicio, prefiere intentarlo y se da cuenta de que las cosas pueden ser diferentes.

En el agua, seguro, la vida es más hermosa.

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