Kevin Aguilar Quintero tenía 20 años y sufrió un trauma craneoencefálico severo luego de un accidente que tuvo mientras participaba en un pique ilegal en la vía que de Buga conduce a Tuluá, en el norte del Valle del Cauca. Su muerte encendió las alarmas de las autoridades, quienes saben que estas actividades se siguen realizando a pesar de los operativos dispuestos cada fin de semana.
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Se estima que cerca de 30 jóvenes se dan cita cada jueves en ese sector para realizar en estas carreras, en las que participan principalmente motocicletas. Jaime Alberto Ochoa, secretario de gobierno de Buga, le dijo al diario El País que “Lo que hemos establecido es que estos piques se iniciaron en Zarzal a mediados del año pasado, luego se fueron trasladando, primero a Tuluá, después aparecieron en el municipio de San Pedro y últimamente tenemos conocimiento que esas competencias de velocidad las están haciendo en los corregimientos de Presidente y Chambimbal, sobre la doble calzada y ahora en el sur de la ciudad, en el sector de Brisas del Valle”.
El funcionario agregó que “esto es una locura que genera mucha intranquilidad y zozobra en la comunidad, especialmente en los habitantes del barrio Aures, por el excesivo ruido que producen esas motos en horas de la madrugada”.
Esa es la otra preocupación: el ruido. Los habitantes de los barrios aledaños se quejan de que sus sueños se ven interrumpidos cuando inician los piques por el gran ruido que producen los autos que participan. El comandante del Primer Distrito de Policía, teniente coronel Andrés Serna Bustamante, aseguró que se han adelantado varios operativos que han dejado como resultado motos inmovilizadas y conductores sancionados.
Otros puntos del departamento en el que se ha identificado la realización de estas carreras ilegales son la recta Cali – Palmira y la Avenida Cañasgordas.
