Algunos optimistas creen todavía que la muerte es el fin de todos los problemas. Lo que quizás obvian es que una vez dejen de respirar, sus familias tendrán que asumir una serie de gastos que no son nada amables con el bolsillo.
PUBLICIDAD
Lo primero es el ataúd. Una vez se tenga en manos el acta de defunción, los familiares que estén a cargo de coordinar las honras fúnebres deben buscar una funeraria que les ayude con todo el procedimiento a cambio, claro, de dinero.
Y aunque hay fábricas que actualmente se dedican en exclusiva a la realización de la caja de madera, de metal o de fibra de vidrio, la mayoría de empresas funerarias ofrecen ahora el servicio completo: recogida del cuerpo en el hospital, preservación, velación, traslado al cementerio y entierro o cremación. Esto, a un costo mínimo, puede conseguirse en $1.900.000.
Si el cliente desea un ataúd de lujo, el valor total puede ascender a los $6.000.000. No obstante, el servicio funerario ha dejado de ser un lujo y ahora quienes acuden a él prefieren la economía. Lo sabe don Laureano Gómez, que lleva décadas al frente de la Funeraria Panamericana del barrio San Fernando, y ha sido testigo de cómo la gente llega preguntando por el ataúd más barato y el cementerio de menos precio para enterrar a su muerto.
En estas situaciones, él puede ofrecerles un plan de $1.600.000 con un ataúd de madera y entierro en el cementerio de Siloé, además del traslado de cuerpo, la velación, un bus para transportar a los dolientes y un arreglo floral.
Otra funeraria del sector se ha especializado en hacer cajas fúnebres con distintos diseños, lo que varía también el precio del paquete para el cliente. Una caja decorada con la virgen de Guadalupe puede costar $2.900.000, y el combo con los demás servicios sale en $4.500.000. Si el cliente desea variación en el material, un ataúd metálico puede costarle $2.500.000. Pero si lo que busca es economía, hay cajas de madera desde $420.000. Esta última, sumada a todos los demás servicios necesarios, hace que las honras fúnebres salgan aproximadamente en $1.900.000.
Como los planes ofrecidos por las funerarias no cubren los costos de exhumación del cadáver a los cuatro años, los clientes optan por la cremación del mismo.
PUBLICIDAD
Opciones preventivas
Ante este panorama de alerta y la situación inesperada que muchas veces obliga a las familias a pedir limosna para poder enterrar a sus seres queridos, empresas a nivel nacional ofrecen planes de prevención exequial, algo así como un ‘seguro de vida’ que en este caso sería ‘seguro de muerte’. Con el pago mensual que los afiliados realizan aseguran el cubrimiento de los gastos fúnebres en caso del fallecimiento de cualquiera de los inscritos.
Luz Amparo Olave, profesional en Tanatopraxia y directora de servicios de la funeraria La Ascensión Casa de Paz Santiago de Cali, comenta que ahora las personas han tomado más conciencia y han optado por adquirir dichos planes de prevención. “Casi un 70% de los clientes que atendemos en La Ascensión tienen un plan de prevención que puede pagarse desde $16.000 mensuales por el grupo familiar. El otro 30% nos busca por necesidad inmediata, pero ahí los costos suben”.
Los planes preventivos más completos incluyen repatriación del cuerpo a nivel internacional, acompañamiento psicológico a los familiares que viven el duelo, música en vivo durante el entierro y auxilios económicos por muerte en accidente de tránsito o desaparición del cuerpo. El costo del plan varía también de acuerdo a la edad de las personas inscritas.
La diversificación del negocio
Además de todos los servicios mencionados anteriormente, algunas empresas han nutrido su oferta para quienes aún están con vida. En la Funeraria Inversiones y Planes de La Paz, por ejemplo, sus seis millones de afiliados a nivel nacional participan en un sorteo semanal de $300.000. Aparte de esto, los titulares de la afiliación tienen acceso a una aplicación móvil en la que podrán promocionar sus productos o servicios entre toda la comunidad.
En este lugar, los planes más económicos de prevención exequial pueden conseguirse desde $16.000 para un máximo de cuatro personas menores de 49 años, hasta $60.000 para un grupo familiar de siete personas sin límite de edad.
Si se acude por necesidad inmediata, el valor de las honras fúnebres puede rondar los $6.600.000 con un cofre de lujo, o descender a los $2.200.000 con un ataúd menos ostentoso.
Afuera de los hospitales y clínicas suelen hacerse los ‘tramitadores fúnebres’, que cobran una comisión por cada cliente que llevan a la funeraria y esto encarece el servicio.
El arte de embellecer cuerpos sin vida
En sus labores de tanatopraxia, Luz Amparo Olave procura siempre que la familia del fallecido quede satisfecha con el aspecto del mismo aunque esté pasando por un momento de duelo. “Es arte cuando cambias una enfermedad por la satisfacción del cliente. Hace poco tuve un fallecido por accidente de tránsito y la familia me pidió que sellara el ataúd porque tenía una herida en la cabeza, pero yo lo reconstruí tan bien que al final me agradecieron por haberlos dejado con esa imagen”, dijo.
También se encarga de que la familia, mientras vive el duelo, sea consciente de que el cariño hay que demostrarlo en vida y no cuando la persona ya está en el ataúd. “La muerte es un proceso de vida, y la vida es como un reloj de arena pero nadie sabe cuánta arena le echaron. Por eso hay que disfrutar mientras estemos acá, demostrarle el cariño a nuestros allegados y no esperar hasta cuando ya no puedan escucharnos”, comentó la profesional.
Sobre el proceso de la preparación de los cuerpos cuenta que ya se han desarrollado distintos campos de estudio que buscan capacitar a los profesionales en el embellecimiento de cadáveres y su correcta disposición antes de llegar al destino final. “Es un arte, yo trato de que no parezca una persona muerta sino dormida”, puntualizó.
Así las cosas, morirse en Cali sin estar al día con algún plan de prevención puede costar, como mínimo, $1.600.000 que muchas veces no son fáciles de conseguir, mucho menos en ese desgarrador momento en el que le anuncian a las familias que el ser querido ya no las acompañará más en vida.