Desde que se reunían a sacarle sonidos descoordinados al bajo, los cueros y el piano, a mediados de los sesenta en el sótano de su casa en Brooklyn, Nueva York, muchas cosas han cambiado.
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Hoy en día, después de miles de presentaciones en todo el mundo y tras grabar más de 50 discos y 400 canciones, los Hermanos Lebrón ocupan un lugar especial en el ‘Olimpo’ de la música afrocaribeña, tanto en Cali como en el resto del mundo.
No es gratuito: solo orquestas realmente míticas como la Sonora Matancera, la Sonora Ponceña y el Gran Combo de Puerto Rico, comparten con ellos el privilegio de completar más de 50 años haciendo música.
No obstante, a diferencia de sus colegas de más de medio siglo ‘cocinando’ salsa, la magia de ese junte entre los hijos de don Francisco y doña Rosa Julia sigue vigente. Los Lebrón han tenido un renacer y hoy por hoy suenan más fuerte que nunca en Cali, la capital mundial del género.
A la muestra la cantidad de conciertos y presentaciones que ofrecerán a final de mes, durante los seis días que dura la Feria de Cali: estarán tocando en Jala Jala, en la Carpa Club San Fernando e incluso tendrán un mano a mano con la Van Van de Cuba en el Living Concierto.
PUBLIMETRO dialogó con Ángel, Carlos y Frankie Lebrón, cuatro de los fundadores de orquesta, quienes hablaron sobre sus inicios, sobre qué los mueve de su propia música y sobre cuál es el lugar de Cali en su historia.
¿Cómo hacer para trabajar tanto tiempo juntos y evitar que los roces los afecten y puedan seguir siendo, después de 50 años, uno de los grupos más exitosos de la salsa todavía?
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Carlos: Se llama medicamento (risas). No, mentira, tiene que ver en parte con la crianza de nosotros, que fue de estar unidos. Eso viene de nuestros padres, quienes nos enseñaron a respetarnos, a siempre mirar por el otro. Y como estamos todos en lo mismo, en la música, qué mejor que podamos decir que tocamos juntos o poder hacer cosas, inventar, entre todos juntos.
Hablemos sobre los inicios de los Hermanos Lebrón como agrupación musical…
Ángel: Empezamos jovencitos. Nosotros hacíamos rock. Empezamos cantando coros en las esquinas. En esa época había muchas agrupaciones que cantaban este tipo de música, RnB, soul, en cada esquina. Así empezamos con un amigo gringo que teníamos. Él con nosotros en Brooklyn, entonces formamos un grupito de rock que se llamaba The Out Tones. Teníamos como 12 o 13 años.
Pero entonces fuimos metiéndonos en la música latina, porque nuestro hermano mayor, Pablo, tenía un trío y cuando ellos ensayaban nosotros los veíamos. Así nos fuimos metiendo ahí, hasta que grabamos en 1967, con una compañía disquera que se llamaba Cotique. Ellos nos dieron la oportunidad y así empezamos con el boogaloo. Y ahí explotó todo.
¿Qué es lo que caracteriza al sonido de los Hermanos Lebrón y qué es lo que los diferencia de esas grandes orquestas salseras que salieron en la misma época que ustedes?
Frankie: yo creo que lo que nos diferencia es que si tú le preguntas a cada uno de nosotros tendrías una respuesta diferente. Yo creo que cuando los muchachos empezaron, empezaron sin saber lo que estaban haciendo, o cuál dirección querían coger. Se trataba simplemente de tocar música que se sentía. Y hasta el día de hoy es algo confuso para nosotros, porque nosotros no fuimos enseñados técnicamente a tocar música, nosotros aprendimos en la calle y en la casa. Y los cuatro –cinco, cuando estaba Pablo- somos personas ‘cabeciduras’. “Yo lo voy a hacer de mi manera”, “yo también lo voy a hacer de mi manera”. Y cuando tú coges esa mezcla de todo lo que está pasando, ocurre una fusión inexplicable.
Carlos: tiene que ver también con la cuestión que nosotros oíamos de todo tipo de música. Clásica, Big Band, Rock ‘n Roll, boleros, jazz, trío, de todo. Nosotros mezclamos todo eso. Es lo único que conocíamos. Vivíamos de oír música e interpretarla como podíamos.
¿Cuántas grabaciones han hecho ustedes? Es difícil tener la certeza de este número simplemente investigando en internet o con melómanos…
Ángel: no sabemos exactamente. Tenemos como 51 discos y más de 400 canciones.
¿Y cuál es su canción favorita y por qué?
Ángel: es difícil. Pero creo que es una canción que a lo mejor ni tú has escuchado, que se llama ‘Eres tú’. Es muy diferente a todo lo otro que hemos hecho. Es que nosotros no somos salseros, nosotros tocamos música. Esto es con sonidos más brasileños, con los coros de nosotros y la voz de Pablo. No, es una cosa muy preciosa. Y nadie puede decir que es salsa. No la volvimos a tocar, pero si la escuchan, sabrán por qué es mi favorita.
Carlos: como siempre, ‘Agonía’. Es la letra que tiene un sentido honesto. Es como decir: “yo estoy bien, no te preocupes por mí, yo estoy bien. Ya va a pasar”.
Frankie: veníamos hablando de eso justamente. Yo diría que también es ‘Eres tú’, aunque también me gusta mucho ‘Pancho, el loco’. Pero quiero anotar algo y es que mucha gente que dice que son melómanos no conocen la historia musical de nosotros. Creen que saben, pero no tienen ni idea. Ahora, ¿por qué digo esto? Porque en música tú tienes una agrupación y de repente puedes no tener nada.
A Stevie Wonder todos lo admiramos. Stevie Wonder tuvo éxito hace muchísimos años, en el principio de su carrera. Y puede tener en los últimos años uno que otro éxito, pero ya se desapareció. No suena. Es la historia de todos menos dos personas en el mundo de la música: Michael Jackson y los Hermanos Lebrón. Porque se ha tenido éxito en el principio, en el medio y todavía, cerca del final. Estamos aquí con éxitos recientes.
Maestros, ¿cuál es la importancia de Cali para su carrera musical y para la salsa?
Frankie: Cali, para la música latina en todo el mundo, es lo que ha sostenido la salsa. Porque la verdad es que si no hubiese un Cali hoy en día, la salsa no existiría. Acá la gente ha sido verdaderamente generosa, primero en gustarle la música nuestra, la de Puerto Rico, la de Nueva York, la de Cuba. Han sido generosos al aceptarlos a nosotros en su país. Pero la relación que tienen los Hermanos Lebrón con el público y viceversa, es un poquito diferente. No es una cosa solo musical, sino también social, algo que sienten ellos con nosotros, porque nos sienten de ellos. Yo no le tengo miedo a andar la calle acá en Cali y si alguien me hace algo malo, se lo digo. Los 16 años que llevo viviendo acá me he sentido como uno más, cómodo. Tanto que acá es que voy a morir.
Ángel: la verdad es que Cali es la capital salsera del mundo. Y no solo Cali, la salsa está muy fuerte también en Bogotá, Medellín, Buenaventura, todas partes. Colombia, para un músico, es un paraíso.
¿Qué ha cambiado en la música y las letras de las canciones de los Lebrón en estos 50 años de carrera?
Carlos: nosotros seguimos tocando lo que nos gusta. No es que digamos: “vamos a grabar esto que a la gente le gusta”. No. Grabamos para nosotros y lo tiramos a la calle, a ver si a la gente le gusta. Gracias a Dios la mayoría de las veces ha gustado. Y sigue gustando.