Ya son 13 casos de personas lesionadas con pólvora los que se han presentado durante los primeros 15 días de la temporada de fin de año en Cali, según registros del Centro Regulador de Urgencias y Emergencias (Crue).
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Al parecer, la multa de $6,8 millones que instauró la Administración Municipal para quienes compren y vendan pólvora y elementos pirotécnicos en la ciudad, no ha sido suficiente para evitar la manipulación indiscriminada de este tipo de elementos nocivos para la salud.
Según lo indicó el secretario de Salud Municipal, Alexander Durán, afortunadamente ninguno de los lesionados de la ciudad hasta la fecha ha sufrido heridas de consideración.
“Ninguno de los afectados ha revestido gravedad, no ha sido necesaria la hospitalización y el manejo que se les ha dado ha sido ambulatorio», aseguró Durán, quien pese a ello reiteró que la pólvora no es un juego. En Cali van siete menores quemados hasta este momento.
“El llamado de atención es a los tutores para que no permitan que los niños tengan algún tipo de contacto con la pólvora. En Colombia ese tema ya lo están revisado las autoridades», dijo el Secretario.
En reiteradas ocasiones, desde hace muchos años, las administraciones municipales han recalcado que la pólvora es peligrosa, y no solo por las quemaduras y amputaciones que puede causar, sino también porque incluso es nociva para la salud en términos tóxicos.
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Como pólvora se le denomina comúnmente a todos aquellos artículos explosivos o pirotécnicos cuya base química les permite generar cierto tipo de detonaciones para causar efectos sonoros o visuales con chispas, luces o humo.
Tradicionalmente, desde el siglo I a.C. –cuando se estima que fue creada en China- la pólvora se componía de una mezcla entre nitrato de potasio, carbono y azufre. Con los tiempos, las fórmulas para generar explosiones y efectos luminosos se han sofisticado, y en la actualidad las detonaciones se inician incluso con estopines eléctricos.
También en la actualidad se usan químicos diferentes tipos de químicos, como el cloruro de calcio, el cloruro de litio y los nitratos de cobre, estroncio, bario, litio y aluminio o magnesio, que dan cada uno un color característico y diferente al quemarse.
Existen tres tipos de elementos pirotécnicos, según las autoridades. Los de tipo detonante, como las petacas, las papeletas, los tronantes o los llamados ‘tumba ranchos’, cuya única finalidad es explotar para generar un gran estruendo.
Las de este tipo son las que habitualmente causan mayor daño a quienes manipulan pólvora, en caso de que les estalle cerca, pues su poder explosivo puede causar lesiones por arrancamiento de partes de las extremidades superiores.
También está la pólvora quemante de ignición, como los volcanes, las velitas romanas, las chispitas, los silbatos, y los cohetes, cuya característica es que son de lenta combustión y su quema genera, según el químico que tengan, luces de determinado color.
Estos elementos, según expertos de la rama de la salud del Municipio, pueden incendiar ropa y materiales combustibles cerca o incluso dentro de los hogares, lo que podría causar lesiones externas por combustión. Las quemaduras por pólvora generan desfiguraciones.
Un último tipo es la pólvora que la Administración Municipal denomina como tóxica, entre la que se encuentran elementos como los llamados ‘diablitos’ y los totes, que son pequeñas piezas de pólvora que los más pequeños podrían ingerir y resultar envenenados.
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Las autoridades han reiterado que ninguna pólvora es buena o inocente. “Algunos productos que contienen pólvora gozan de la fama de ser inofensivos, pero la realidad es que a los centros asistenciales de la Red Pública Hospitalaria, llegan cada año víctimas, por cualquiera de ellos”.
Esto lo dice Jorge Quiñónez, coordinador de Toxicología de la Secretaría de Salud de Cali. “Y los costos de atención son elevadísimos. Sin decir que la familia y la victima también sufren un daño psicológico que dura muchos años”.
Las cifras le dan la razón: entre el 2000 y el 2010, 440 personas resultaron quemadas por manipular pólvora en Cali, según datos de la Alcaldía Municipal. De ellos, 241, es decir un 55%, fueron niños, niñas o jóvenes menores de edad.
En efecto, solo entre diciembre de 2014 y enero de 2015, en la capital vallecaucana hubo 48 lesionados con pólvora. En el mismo periodo de tiempo del año siguiente, hubo 46, según datos del Crue.
Son 13 los quemados y apenas van dos fines de semana de diciembre, sin contar los días como navidad, Feria de Cali o fin de año. En enero próximo, seguramente serán nuevamente más de 40 los afectados.
Pese a las multas, a la prohibición y a las campañas de sensibilización de las autoridades, pareciera que nada es suficiente para que los caleños decidan cortar de raíz ese vínculo generacional tan íntimo y tan mortal desde hace décadas tienen con la pólvora.