Jhonny Hendrix luce como un tipo duro. Como uno de esos personajes de película a los que ni las balas los tocan. Pero la verdad es que muchas balas le han perforado la piel y le han hecho daño. Por eso ha tenido que aprender a poner el cuero duro.
PUBLICIDAD
Desde niño, cuando su familia decidió montarse en un camión en Quibdó para mudarse hacia Pereira, ha tenido que luchar contra el racismo, una constante que ha atravesado su vida desde su época de colegio hasta cuando decidió que quería ser director de cine.
“Nosotros fuimos la segunda familia de negros que hubo en Pereira. Y eso fue dolorosísimo, porque nos hicieron mucho de eso que hoy reconocen como ‘bullying’. A mí me dieron muy duro, pero me tocó acostumbrarme para salir adelante. Crecí en Pereira y estudié allá. Tengo muy buenos amigos de allá, pero tengo cierto recelo, porque es una ciudad muy racista”, cuenta.
Muchos años después, ya cuando era un exitoso productor de películas, la vida le volvió a disparar de frente, a quemarropa.
“Los mismos productores e inversionistas con los que había trabajado por años, cuando les conté sobre ‘Chocó’, me dijeron: “es que a nadie le interesa una película de negros”. Y se lo estaban diciendo a un negro”, recuerda Jhonny, con hablar pausado, desde su oficina en el barrio San Vicente.
Lo que los inversionistas no sabían era que luchar contra el racismo y contra las negativas que recibía por su color de piel, era algo a lo que Hendrix estaba habituado desde chico. Un ‘no’ era un motivo más fuerte para seguir adelante, para perseverar.
“La discriminación que yo he sentido ha sido desde niño. Luchar contra eso no es luchar. Se convierte en el pan de cada día. Que me dijeran qué podía hacer o no, era algo que ya me habían dicho. Por eso sabía que tenía que hacer ‘Chocó’ como fuera. Y así lo hice: sin tener plata me fui a grabar”.
PUBLICIDAD
‘Chocó’ fue la primera película que dirigió Jhonny Hendrix Hinestroza, un chocoano radicado en Cali que ha producido más de una decena de filmes, ha escrito otros siete y se encuentra rodando, por estos días, su tercer largometraje en La Habana (Cuba).
El cuero duro le ha servido a Jhonny para convertirse en el primer afrocolombiano en estrenar en las salas comerciales de cine una película de su autoría. “Soy el primer director negro de Colombia. Es decir, hay muchos intentándolo, pero el único que ha logrado estrenar una película, por ahora, soy yo”, enfatiza.
***
Dice que no recuerda cuántos años tiene, pero la verdad es que tiene 40. Desde los ocho escribe poemas, todos los días, así sea un párrafo. Fue del equipo de ajedrez de su colegio en Pereira y sacó el segundo mejor Icfes de Risaralda en su tiempo.
Trabajó en la videotienda Ventana Indiscreta, uno de los templos del cine independiente de la ciudad. Ahí pasó horas viendo lo mejor del séptimo arte, hasta que José Urbano lo sacaba a medianoche, para poder cerrar la tienda.
También fue locutor supernumerario en Todelar, a donde llegó a acompañar una amiga y se quedó haciendo reemplazos en La Z y La X, debido a su gruesa y aterciopelada voz. “Tuve muchas admiradoras que me llevaban yogures. Pero cuando me conocían se decepcionaban, porque yo era muy joven”, dice entre risas.
Contrario a lo que todo el mundo pensaría, Hendrix dice que no baila bien y además es alérgico al pescado. De hecho, dice él mismo, le causa alergia “todo lo que nade”. “Alguna vez la abuela de mi hijo creyó que era mentira. Hicieron una especie de guisado y me dijeron que era pollo. Me mandé dos cucharadas y casi me mata”.
La muerte de su abuela lo acercó tanto al catolicismo que se convirtió en catequista y estuvo a punto de recibir una beca para ingresar al seminario. En vez de eso, se fue a recorrer el país y, cuenta, que cuando llegó a Cali se enamoró.
“Fue la ciudad donde menos discriminado me sentí. Eso me enamoró de Cali. Hice amigos, comencé a estudiar una tecnología en comunicación y con ellos arranqué haciendo cortos”. El resto es historia.
***
La película se llama ‘Candelaria’. Es muy diferente a ‘Saudó’, ese arriesgado filme de suspenso y de impecable factura técnica que estrenó Hendrix este año en las salas del país. Y claro, también distinta a ‘Chocó’.
“Es una historia de amor de dos viejitos de unos 80 años que no tuvieron hijos, enmarcados en el periodo especial de La Habana. Es decir, no tenían ni quién se prostituyera por ellos, ni quién les llevara comida. Vivían literalmente de lo que existía en Cuba en ese momento. Y del amor del uno por el otro”, explica.
Ella es cantante de boleros y él lector de noticias en una tabacalera. ‘Candelaria’ es la tragicomedia de lo que pasa entre ese par de viejos que no tienen más en la vida que ellos mismos. Y la música, las fachadas desgastadas, el olor a sal, el sol cobrizo y la nostalgia.
“Es una historia de amor. Pero es raro, porque casi siempre las historias de amor ocurren entre adolescentes o jóvenes. Esto siempre hizo que me preguntara qué pasaría con mi vida amorosa a los 80. Entonces traté de resolverlo con esta historia. En medio de la nostalgia y el bolero, uno se puede enamorar más”, dice el director.
‘Candelaria’ será la tercera película que estrenará como director Hendrix, un tipo que llegó al cine queriendo hacer poesía y que se afianzó por la terca convicción de llevar la contraria a un ‘no’. El cuero duro lo ha llevado ya bastante lejos y lo mejor es que su historia como cineasta apenas empieza.