Cali

En Cali le dan un “adiós a la guerra” y ya discuten sobre la construcción de paz

Víctimas compartieron alternativas desde la cultura para lograr hacer paz en el postconflicto.

«La paz no se crea por decreto, sino por acciones pequeñas. Aprender a encontrarse, a conversar, a dialogar, eso es lo que tenemos que construir». JAVIER DARÍO RESTREPO.

Con una corona fúnebre en el centro de la icónica Plaza Cayzedo, Cali celebró la firma del acuerdo final de cese bilateral al fuego, llevada a cabo este jueves en La Habana entre el Gobierno Nacional y las Farc.

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El adorno fúnebre, dispuesto en la base del monumento del prócer caleño Joaquín de Cayzedo y Cuero, estaba marcada con una cinta púrpura que decía la frase “Adiós a la guerra”. En la plaza, la Arquidiócesis de Cali ofició un acto simbólico celebrando el acuerdo y “bendiciendo” la paz.

Este jueves también se llevó a cabo en Cali un foro en el que víctimas del conflicto armado, catedráticos y expertos, intercambiaron experiencias creativas en los campos de la comunicación y la cultura para la construcción de la paz.

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«Lo que hacen las comunicaciones y la cultura es dar palabras al silencio que ha impuesto el miedo», dijo el escritor y asesor de políticas y proyectos culturales Gonzalo Castellanos durante el foro.

Consideró que «el posconflicto no es otra cosa que un escenario de mejores oportunidades hacia la paz», y destacó que la memoria colectiva «debe construirse desde las artes y las comunicaciones» para contribuir a dar «garantías de no repetición» y evitar «la impunidad».

Al encuentro, organizado por el Ministerio de Cultura, asistieron representantes de colectivos creativos en zonas afectadas por el conflicto, como los Montes de María, región ubicada entre los departamentos de Bolívar y Sucre; el distrito de Aguablanca, situado en el oriente de Cali, y la ciudad de Medellín.

Julio García, miembro del colectivo ‘Línea 21’ de los Montes de María, relató cómo en su región la gente tuvo que cambiar hace unos 20 años costumbres como «sentarse a las cuatro de la tarde en una mecedora fuera de la casa» y, por miedo a la violencia, dormirse antes de que se pusiera el sol.

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García indicó que como símbolo de «resistencia» las personas «recuperaron un espacio de encuentro» que habían perdido por el miedo impuesto por la guerrilla y los paramilitares con proyecciones de video organizadas en una plaza pública, con sábanas blancas y un proyector que requería la poca energía eléctrica del pueblo.

Por su parte, Víctor Palacios y Daniela Anaconas, del colectivo audiovisual ‘Mejoda’ de Aguablanca, contaron la experiencia de viajar a Juntas de Yurumanguí, un caserío del municipio de Buenaventura al que solo se puede llegar tras ocho horas en lancha rápida y donde la medicina todavía está basada en hierbas.

En ese lugar grabaron el documental ‘Matachindé’, que describe la Semana Santa en Juntas de Yurumanguí y con el que ganaron el premio India Catalina 2015 en la categoría a Mejor Producción de Televisión Comunitaria.

Luis Avendaño, director del colectivo ‘Full Producciones’, creado en la Comuna 13 de Medellín, un sector azotado por el conflicto armado y la delincuencia común, destacó cómo esta experiencia audiovisual ha logrado durante 11 años alejar a jóvenes de las drogas, del uso de pólvora y de dinámicas «nocivas».

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«Tenemos que pensar cómo la paz se puede tomar las primeras páginas de nuestros diarios. Nosotros pensamos que hay que crear pedagogía para la paz. Proponer otras dinámicas. Tenemos que generar un concepto crítico que dialogue frente a las problemáticas que han llevado al país a más de 50 años de guerra», concluyó Avendaño.

Sobre el trabajo de estos colectivos, el periodista colombiano Javier Darío Restrepo destacó que «esta gente magnífica está creando una nueva cultura».

«Eso no se crea por decreto, sino por acciones pequeñas. Aprender a encontrarse, a conversar, a dialogar, eso es lo que tenemos que construir», indicó Restrepo, quien aseguró que la prensa colombiana deberá «desarmar» las conciencias de las personas.

En su opinión, los periodistas colombianos nunca han tenido «un compromiso tan radical en sus manos, ya que les atañe el desarme moral y mental de los colombianos, desarmar las conciencias de las personas y reemplazar las armas por el bálsamo de la comprensión y del diálogo».

Durante el encuentro se conocieron, además, las experiencias de la emisora radial de Aguablanca ‘Oriente Estéreo’ y del proyecto ‘Radios comunitarias para la Paz y la Convivencia’, que cuenta con el apoyo económico de la Unión Europea.

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