Cali

El caracol africano, el ‘vecino’ silencioso y peligroso que tienen los caleños

Se reproduce de manera rápida y en condiciones fáciles de hallar en la capital vallecaucana. ¿Por qué es un riesgo para la comunidad? ¿Qué hacer cuando se encuentre con estos animales?

SOBRE LA PLAGA
25.000

caracoles africanos han sido recolectados por el Dagma en lo corrido del año.

«Un solo caracol de siete centímetros puede poner 40 huevos y uno que mida entre 12 a 15 puede poner hasta 120 huevos cada 40 días”. JAVIER CAÑAS, PROFESIONAL DEL DAGMA.

En lo que va corrido del año, las autoridades ambientales de la capital vallecaucana han recolectado unos 25.000 caracoles africanos, una cifra que preocupa si se tiene en cuenta que en el 2012, durante todo el año, se recolectaron 4.000 ejemplares de esta plaga.

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En efecto, la presencia del caracol africano ha crecido de manera gradual. En 2013, las autoridades lograron recolectar 25.000 de los moluscos, mientras que el año pasado fueron 45.000, según lo indicó Maribel Castillo, líder del grupo de Flora y Fauna del Dagma, autoridad ambiental de Cali.

La funcionaria aseguró que el caracol africano lleva más de siete años en Cali, aunque solo desde el año 2012 comenzaron a llegar los primeros reportes al Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente (Dagma).

Desde entonces se vienen realizando operativos diarios para la recolección del animal en diferentes sectores de la ciudad, especialmente en las comunas 6, 17, 18, 19 y 20, las cuales presentan gran vegetación y las condiciones propicias para que se reproduzca el molusco, manifestó Castillo.

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“Aunque el personal para el desarrollo de esta actividad ha aumentado, la reproducción rápida de esta especie impide que la tarea se cumpla a cabalidad, por esta razón el apoyo de las entidades comunitarias y de la comunidad en general es importante para combatir esta plaga, con el apoyo de personal de los grupos de gestores y brigadas ambientales y la Policía Ambiental”, afirmó el director del Dagma, Luis Alfonso Rodríguez Devia.

Javier Cañas, también profesional del grupo de Flora y Fauna del Dagma, explicó que durante las épocas de lluvia el caracol africano sale de la tierra, donde permanece sepultado durante el verano, para poder poner sus huevos.

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“Cuando salen de su cascarón, 20 días después, encuentran condiciones favorables para ellos; materia orgánica húmeda y en descomposición y a veces materia fecal de perros que muchos dueños irresponsables dejan en las zonas verdes. Un solo caracol de siete centímetros puede poner 40 huevos y uno que mida entre 12 a 15 puede poner hasta 120 huevos cada 40 días”, explicó.

Las autoridades aclararon que pese a que solo un pequeño porcentaje de los caracoles africanos están contaminados con nemátodos, parásitos que representa riesgo para los humanos y otras especies de animales domésticos, es mejor evitarlos.

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De hecho, el caracol africano (Achatina fulica) fue catalogado como uno de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Es considerado una plaga, porque el tipo de parásitos que se alojan en sus tejidos fibromusculares y en su baba pueden causar enfermedades como meningoencefalitis eosinofílica y angiostrongiliasis abdominal.

Este molusco también es vector de la bacteria gramnegativa Aeromonas hydrophila, que causa diversos tipos de síntomas, principalmente en las personas con sistemas inmunológicos delicados que se atreven a consumirlo. Asimismo, ha sido demostrado que los perros que por error han ingerido este animal han muerto.  

Por lo anterior, el Dagma reiteró las condiciones de seguridad que deben tener las personas que requieran realizar jornadas de aseo y recolección del caracol africano cerca a sus viviendas: se debe utilizar guantes de látex o bolsas plásticas para proteger las manos y evitar el contacto directo con el animal, además de llevar tapabocas, cal y más bolsas de plástico, para poner los moluscos.

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El procedimiento es sencillo pero de cuidado. Se deben tomar los caracoles con las manos protegidas, depositarlos en una bolsa plástica y agregar dentro de la misma cal. Una vez hecho esto, cerrarla y llamar a los teléfonos 6530869   o 3503150844, para pedir que el Dagma pase por los caracoles.

“Estos animales no se pueden botar a la basura, a canales de aguas lluvias, a quebradas, ni mucho menos quemar o enterrarlos. Por esta razón, una vez nos llaman vamos y recogemos las bolsas para hacer la disposición final correcta, que se trata de llevarlos a la ruta hospitalaria a través del Centro de Zoonosis de la Secretaría de Salud Pública que está vinculada junto con el Dagma en la erradicación de estos caracoles”, puntualizó Cañas.

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