Usted va por la calle y encuentra que cada vez más personas van con su bicicleta. Gente en traje de paño, en uniforme, con canastas de domicilio, a la universidad o a su trabajo, por diversión o por ejercicio. El uso de bicicletas en Bogotá parece haber aumentado cada vez más, pero las cifras demuestran que este uso se está haciendo menos constante.
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Los ciclistas son cada vez más, pero en medio de una ciudad creciente, el uso de bicicletas en Bogotá se encuentra cada vez más concentrado en dos grupos de usuarios. Según un informe de la Universidad Libre, unas 835.000 personas utilizan la bicicleta como su medio de transporte, recorriendo los 410 kilómetros de ciclorrutas de la ciudad.
Esto pone a Bogotá muy bien ubicado: una de las ciudades más importantes del mundo para el uso de las bicicletas, Amsterdam, tiene solo 400 kilómetros de ciclorrutas y carriles exclusivos para los cerca de 885.000 holandeses que utilizan este medio de transporte en su ciudad capital.
En el espectro latinoamericano, cabe anotar que Bogotá supera notoriamente a ciudades como Río de Janeiro, con 307 kilómetros exclusivos para las bicicletas. Lima es una lejana tercera con 141 kilómetros, seguida por Ciudad de México (128), Quito (63) y Medellín, Cali y Bucaramanga, que ni siquiera llegan a 50 kilómetros de ciclorrutas.
Una ciudad en bicicleta
El 11% de las personas que viajan en bicicleta en Bogotá lo hacen por muchos temas. Algunos aprovechan la facilidad de moverse por las calles de la ciudad sin depender del transporte público; otros, para contribuir con la limpieza del medio ambiente. Otros más, para poder ahorrar el dinero del transporte público.
Para Iván Reyes, estudiante universitario, la facilidad y libertad de la bicicleta es lo que más le ayuda. «Uno no necesita sino decir ‘me voy’ e irme, no hay que esperar que lleguen los buses del SITP que nunca llegan. Además tengo una ventaja y es que la universidad me queda muy cerca de mi casa; sería mucho más complicado si fuera más lejos», aseguró.
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Lo mismo opinó Esteban Calderón, trabajador en un centro de llamadas. «No hay plata para andar pagando buses que, además, pasan por allá cada media hora. Además, de alguna forma le ayuda a uno tener buenas ciclorrutas que llegan a puntos tan importantes como el centro, Chapinero o que pasan por las principales avenidas. Eso hace que uno lo piense menos para llevar la bicicleta a trabajar», dijo.
En efecto, la infraestructura que se ha desarrollado desde la primera alcaldía de Enrique Peñalosa se mantiene en buen estado. Según la Universidad Libre, el 89% de las ciclorrutas en Bogotá están en buen estado, mientras que el 11% restante requiere mantenimiento. A pesar de críticas en zonas como la Calle 26 o la Ciclorruta de El Porvenir, el uso de bicicletas en Bogotá tiene un notable impulso por esta estructura.
Justamente, las localidades con más biciusuarios de toda la ciudad son las del occidente. Kennedy tiene 95.270 viajes diarios. Suba tiene unos 74.000 viajes, seguidos por Bosa, Engativá, Fontibón y Ciudad Bolívar.
“Estos números evidencian el compromiso de la capital del país con la movilidad sostenible”, dijo Sonia Meneses, autora de la investigación y profesora de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Libre.
Cabe anotar cifras como que el 70% de los bogotanos que usan bicicletas son hombres; que el grupo de más edad que utiliza la bicicleta son los jóvenes entre 15 y 24 años que son el 24% del total de biciusuarios de la ciudad, y que la gran mayoría de habitantes que usan la bicicleta lo hacen para ir a su trabajo, con un 68% del total.
No todo son buenas noticias
A pesar de la situación positiva, el uso de bicicletas en Bogotá es más bien limitado a casos específicos, y tiene muchos problemas de apropiación cultural y de respeto a las normas del Código de Tránsito. Los ciclistas en la ciudad todavía no tienen la cultura que se ve en imágenes de ciudades como Copenhague y Amsterdam.
Un problema grave es la falta de elementos de seguridad. Según el estudio, cuatro de cada 10 personas que usan bicicleta no usan elementos de seguridad como cascos o chalecos reflectivos. Según Meneses, más grave es que menos del 30% de las bicicletas en la ciudad tienen luces reflectivas, y quienes usan cascos o chalecos no lo hacen con colores que destaquen.
Esto hace que haya más de 2100 ciclistas heridos por incidentes de tránsito en lo transcurrido de 2018, aún cuando estos no se encuentran entre el mayor porcentaje (este corresponde a los motociclistas). La dificultad está en que estas colisiones tienen mayor impacto para los usuarios de bicicletas que otras personas, sobre todo porque suelen ser contra vehículos particulares, de carga o taxis.
A pesar de lo que se puede pensar, no es lo más común ver a los biciusuarios fuera de las rutas. «El 53% de los accidentes ocurren en Kennedy, Bosa y Suba. El 66% se da en tramos de las ciclorrutas y 33% en intersecciones viales», aseguró Meneses.
También preocupa que más del 85% de los biciusuarios, según la Universidad Libre, no utilizan la prudencia para conducir su vehículo. Así mismo, el 70% de los encuestados por el centro académico aseguró que no planea los recorridos, sino que lo hace por insulto.
Inseguridad preocupa
Uno de los principales hechos que limitan el uso de bicicletas en Bogotá es el miedo a los robos. Los últimos datos de la Secretaría de Seguridad identifican que cada tres horas se denuncia el robo de una bicicleta en Bogotá: en el mes de enero de 2018 se registraron 248 hurtos.
«Uno quisiera ver más personas que se monten en bicicleta. ¿Pero cómo, si puede que se la roben y no hay dónde guardarlas?», lamentó Reyes. Robos como el que sufrió el pasado mes de marzo el ciclista y campeón de la Vuelta a Colombia Óscar Sevilla en la localidad de Usaquén son una fuerte preocupación.
La cifra
410
kilómetros de ciclorrutas hay en Bogotá, un número similar al de Amsterdam (Holanda).
