El partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), heredero de la antigua guerrilla, denunció hoy que «grupos criminales sucesores del paramilitarismo» amenazan y hostigan a sus militantes en Bogotá.
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«Desde el año 2017 (…) se ha incrementado la presencia de grupos criminales sucesores del paramilitarismo», afirmó el integrante de la Dirección de FARC Bogotá Sergio Marín en una rueda de prensa en la capital colombiana.
El partido aseguró que han detectado «expendios de droga controlados por estas bandas, patrullajes de personas encapuchadas, sujetos armados infiltrados en movilizaciones sociales, disparos de arma de fuego contra casas de militantes de FARC«, entre otros.
Además, la organización también informó que denunciaron ante la Fiscalía colombiana la situación que vive su militante Arley Estupiñán, quien ha sufrido varios atentados y ha cambiado de localidad por su «inminente situación de riesgo».
«Me tocó salir del barrio, estaban conspirado mi asesinato y el de mi familia», lamentó Estupiñán en la rueda de prensa.
El abogado del movimiento Manuel Garzón definió que estas bandas se camuflan bajo actividades de «microtráfico y hurto» para encubrir su carácter de paramilitares.
El partido también destacó que las localidades donde actúan los grupos son principalmente zonas del sur de Bogotá como Ciudad Bolívar, Usme o San Cristóbal, caracterizadas por su pobreza.
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«Reclamamos una respuesta integral por parte de los organismos del estado», agregó Garzón, quien pidió que se pusieran en funcionamiento los mecanismos previstos en el acuerdo de paz firmado entre la guerrilla y el Gobierno para garantizar el ejercicio político de los excombatientes.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, informó ayer que 40 guerrilleros en proceso de reincorporación han sido asesinados desde la firma del acuerdo, en noviembre de 2016, aunque la FARC asegura que la cifra asciende a 60.