Bogotá

Recorrido al interior de la cárcel donde la lectura es lo más importante

Los programas de resocialización de la cárcel Distrital de Bogotá son su componente principal.

(Juan Pablo Pino)

Sumergido en una lectura relacionada con los Yakuza (mafia japonesa) Edwin pasa parte de su tiempo en la cárcel Distrital.

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Cuando interrumpe su concentración, nos cuenta que la historia lo tiene muy intrigado, porque el libro también habla de la trata de blancas y de un colombiano que se mete en alguno que otro problema.

Y aunque la historia personal de Edwin no tiene nada que ver con las mafias del país del sol naciente, sí se siente identificado con los relatos en los que el protagonista no siempre hace el papel de “bueno”.

Edwin está en la cárcel desde hace algunos meses por el delito de violencia intrafamiliar: “Esta es la primera vez que estoy en un lugar como estos. Siempre he trabajado en mecánica y cuando salga de aquí quiero seguir dedicándome a ese oficio”, dijo.

Sin embargo, mientras llega el día en que pueda traspasar los barrotes de la prisión, Edwin tiene claro que seguirá leyendo, porque la libertad que siente en cada hoja, ninguna reja se la ha podido arrebatar.

cárcel (Juan Pablo Pino)

Pero Edwin no es el único, ya que sus demás compañeros también han acogido el hábito de la lectura en la cárcel Distrital, la cual cuenta con una biblioteca, que en 2017 se logró una renovación con el acompañamiento Bibliored.

Durante este proceso ocho privados de la libertad se formaron como bibliotecarios y promotores de lectura, quienes actualmente son los encargados de la clasificación y préstamos de los cerca de 7300 libros, con los que cuenta el lugar. No obstante, los textos nunca son suficientes allí; por ello siempre se reciben donaciones en la Secretaría de Seguridad.

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Los programas con los que se pasa el tiempo

Si bien, la lectura es tan solo uno de los componentes que hacen parte de los programas de resocialización que tiene la cárcel, ya que allí se brinda educación formal (primaria y bachillerato) y talleres ocupacionales productivos.

Dichos talleres son de alimentos, manualidades, artesanías, estuco, screen, madera, tejido, marroquinería, confecciones, lavandería, peluquería, jardinería, entre otros que se aplican la prisión; en cuanto al componente educativo, 300 privados de la libertad actualmente están en proceso de terminar su bachillerato.

Estos programas les brindan a los hombres y mujeres la posibilidad de redimir tiempo de la pena en cumplimiento de la ley. Lo que significa que es potestad de cada juez realizar la rebaja, dependiendo cada caso, por hora trabajada.

“En la cárcel Distrital, la mayoría de los privados de la libertad son sindicados, ya cuando son condenados deben pasar a otra prisión. Su trabajo es anotado y cuando son condenados reciben el beneficio de la redención en la pena. Pero un beneficio adicional y principal, es ocupar el tiempo libre en algo útil, porque través de estas actividades ellos salen de su día a día en la cárcel, ayudándolos a reincorporarse a la sociedad en el momento en que salgan libres”, recalcó a PUBLIMETRO Alejandro Peláez, Subsecretario de Acceso a la Justicia.

Con ello concuerda Juan Carlos, un ingeniero mecánico que terminó en prisión por “hacer un mal negocio”, al explicar que los programas le han ayudado a combatir el tedio del encierro: “Actualmente estoy en el programa de lavandería. Aquí estamos pendientes de la ropa y cobijas de los compañeros. Me gusta el trabajo porque se distrae la mente en algo diferente a lo que es la vida en la cárcel. Todo esto hace parte de una rutina que va más allá de despertarse, desayunar, llegar al patio y formar…”, relató.

A su vez Carlos Eduardo, quien también hace parte del programa de lavandería en la cárcel Distrital, recalca la importancia de tener estas actividades dentro los muros: “Llegué a prisión por problemas de drogas, pero gracias a todo lo que hecho aquí mi familia ha visto un cambio, yo he notado mi cambio. Pero no solo yo sino la mayoría de las personas que están aquí, que claro han cometido errores, pero eso no quiere decir que sean malas y que no puedan tener una segunda oportunidad. La sociedad debería entender un poco más la situación de cada persona antes empezar a juzgar”, comentó en medio de sus labores diarias.

cárcel (Juan Pablo Pino)

El proceso que se ha llevado a cabo ha sido muy exitoso, tanto así que la Cárcel Distrital de Varones y Anexo de Mujeres, podría ser en este 2018 el primer centro de este tipo en Suramérica de ser acreditada por la Asociación Americana de Correccionales (ACA), por la aplicación en mejores prácticas y protocolos para atención de la población carcelaria, y por su política de resocialización.

 

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