Por medio de Facebook, amigos de una joven que tomó el servicio de Uber X la semana pasada en Bogotá denunciaron que esta fue víctima de acoso sexual por el conductor.
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En la denuncia mencionan que el hombre empezó a referirse con palabras y frases fuertes en contra de las mujeres, lo cual alertó a la víctima. De hecho, aseguran que le dijo que se jactaba de mantener relaciones sexuales con adolescentes de 17 años, mientras él tiene 40, y le narró cómo eran sus encuentros sexuales: desde la llegada al motel hasta cuando tenía relaciones con ellas.
Sin embargo, el panorama se puso cada vez peor para la joven cuando el hombre empezó a tocarle la pierna y le tomó la mano bruscamente sin soltarla y contándole todo lo que hacía con las jovencitas. Luego de bajarse del vehículo, tras media hora de tortura la joven denunció ante Uber al conductor. La plataforma aseguró que ya lo había deshabilitado. Acá la denuncia completa:
“Una mujer joven solicita un Uber X para regresar a su casa tras una comida donde una amiga. El carro que la recoge es un Chevrolet Spark y el conductor MANUEL RIAÑO, quien inmediatamente empieza a hablar con la usuaria, manifiesta que antes de Uber, trabajaba en la Fiscalía, recuerda cuando tuvo que levantar el cadaver de una joven que había sido asesinada por su padre y se refiere a ella como un “cacao de mujer”. Este comentario, prende las alarmas de la usuaria, pues le parece inusual que un hombre se refiera así al cádaver de alguien.
El hombre continúa la conversación manifestando que lo atraen las jóvenes, que disfruta sostener relaciones sexuales con mujeres mucho menores que el, hace alusión a haber mantenido relaciones con una niña de 17 años mientras el tenía más de 40 años, y empieza a narrar de forma desagradable detalles íntimos de lo que disfruta durante el acto sexual.
La usuaria está paralizada del miedo ante el rumbo que tomó esta conversación, analiza las opciones que tiene para intentar escapar de esta situación. Piensa en grabarlo, o en intentar huir del carro, pero es media noche y en las calles de Bogotá inunda la oscuridad. Piensa en la reacción que podría tener el conductor en caso de descubrir sus intenciones de exponerlo a través de un vídeo, se le pasan por la cabeza todas las posibilidades, se le ocurre que el hombre la puede agredir y abusar de ella. Al final, decide esperar, respira e intenta disimular su angustia.
El conductor no se detiene ahí, se sobrepasa aún más, empieza a tocar la pierna de la usuaria y le coge la mano bruscamente, mientras continúa narrando detalladamente cómo se desarrollan sus visitas a los moteles cuando asiste a estos lugares con sus jóvenes compañeras sexuales, lo que disfruta hacerles y que le hagan ellas a él.
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Han pasado más de 20 minutos y a pesar del poco tráfico de la ciudad, la usuaria continúa atrapada en este vehículo, pues el conductor maneja a una velocidad minina, su angustia aumenta cada segundo, solo espera que el hombre no se desvíe de la ruta, ruega internamente que no la lleve a otro lugar, reza para que no la viole.
A las 12:21, esta pesadilla de 28 minutos termina, pero antes de eso, MANUEL RIAÑO le manifiesta a la joven que quiere volverla a ver, le da su teléfono y le pide que lo llame para que concreten un encuentro. La joven asustada, sale apresuradamente del vehículo, entra a su casa y con toda la angustia que puede sentir agradece que esté pervertido no haya abusado de ella, no la haya violado, “solo” acosado durante un trayecto de regreso a casa”