Bogotá

¿Bogotá tendrá cemento hasta en los humedales?

En octubre, el alcalde firmó un decreto que modifica la Política de Humedales en Bogotá. Esa decisión ya caló hondo entre los ambientalistas. Le explicamos por qué también le debe interesar a usted

¿Conoce un humedal?, ¿Qué bogotano no conoce por lo menos uno? Pero si no es así por los menos se imagina cómo son estos espacios importantísimos para la ciudad. Son, por decirlo de un modo más  romántico, uno de los pulmones de Bogotá.

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Sin embargo, hace mes y medio se decidió que parte de estos espacios podría ser vulnerada –así lo consideran sus defensores y estudiosos acérrimos– por el decreto que firmó el alcalde Enrique Peñalosa por medio del cual modificó la Política de Humedales contenida en el Decreto 624 de 2007 y se cambió la definición de recreación pasiva y usos en los humedales.

En español eso significa que “el Decreto 565 de 2017 modifica la Política de Humedales del Distrito Capital al transformar el concepto de recreación pasiva dando pie a que sobre estos importantes ecosistemas se desarrollen obras urbanísticas duras como ciclorrutas, alamedas, plazoletas y otra suerte de equipamientos urbanos. Por la vía de esta modificación, para nada menor, se transforma el uso del suelo en los humedales, vulnerando sus condiciones ambientales y afectando negativamente los servicios ecosistémicos que prestan”, le explicó a PUBLIMETRO Miguel Ángel Julio, ambientalista y antropólogo.

Con esta decisión se le vinieron encima, una vez más, los ambientalistas al alcalde. Si los ánimos están caldeados por la Van der Hammen, el tema de los humedales le puso sal a la herida por varias razones: la primera es que según la Mesa Distrital de Humedales, en la que participan representantes de cada localidad de la ciudad en donde hay estos ecosistemas, se enteraron de la modificación por medio de un tuit. La segunda es que con ese decreto se le abren las puertas a la actual Administración para que haga lo que quiera en esos espacios, según los ambientalistas y representantes de la mesa. Y la tercera, es que el Distrito respalda su decisión con el concepto que aparece en el POT vigente.

Para Daniel Bernal, quien participa en la mesa desde hace seis años, lo que hizo la Secretaría de Ambiente, entidad encargada del tema, fue bajo: “Ningún participante de la mesa sabía de la modificación. Lo que hay detrás es que ellos (Distrito) necesitaban modificar la Política Distrital de Humedales en su núcleo y tesoro mas preciado: la recreación pasiva. Esto para hacer todos los multimillonarios planes que tienen en los humedales”.

 

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De comprobarse que no hubo participación adecuada de la ciudadanía para la toma de decisiones, como lo establece la ley, el Distrito podría enfrentarse a un lío jurídico. Julio aseguró que “es lamentable que se hayan tomado estas decisiones detrás de un escritorio y sin contar con la gente; además de lamentable, es vergonzoso que la Secretaría de Ambiente confunda el deber de informar con la obligación constitucional de garantizar la participación”. Por su parte, la entidad distrital aseguró que la modificación sí se socializó y que incluso estuvo colgada cinco días en la página web para esos efectos.

Ahora bien, los ambientalistas y participantes de la mesa aseguran que con la modificación de Peñalosa, además siendo él el alcalde, es difícil saber qué pasará. Miguel Ángel Julio aseguró: “Me atrevo a decir que este inconsulto acto hace que la ciudad vuelva a una gestión meramente ingenieril de los humedales, la cual, históricamente, los redujo a espacios artificiales que responden al sistema de alcantarillado de la ciudad y que, desde esta lógica, deben ser sepultados bajo la costra urbana”.

Y es que lo que les preocupa a todos es que hay antecedentes, pues en la primera administración de Peñalosa se construyó en el humedal Juan Amarillo y, denuncian, que se dañaron monolitos de complejos ceremoniales Muiscas por construir ciclorrutas en la ronda del humedal Jaboque. De ahí los miedos por la modificación.

Ahora bien, el secretario de Ambiente, Francisco Cruz, aseguró que por medio de este decreto “la Alcaldía armonizó la estrategia ambiental de conservación de humedales, contenida en la Política Distrital de Humedales, con el POT vigente. Es importante aclarar que la política de humedales del año 2007 omitió el contenido superior del POT vigente de la época, en ese sentido, seguimos avanzando en la protección del patrimonio hídrico de la ciudad”. Eso quiere decir que el Distrito asegura que el POT del año 2000, el que está vigente, sí permite ese tipo de intervenciones en los humedales a pesar que en el 2007 se creó la política que no permitió tocar esas zonas.

Para Bernal esta decisión se traduce en “la construcción de 39 kilómetros de ciclorruta, 550 hectáreas de uso público que pueden ser alamedas adoquinadas como ya hizo en Juan Amarillo, iluminación, puentes peatonales elevados sobre los humedales y una infraestructura que no ha sido socializada con la comunidad, ni la mesa de humedales porque saben que se les dará la negativa. Así fácilmente burlan la ley creada en asocio por las entidades gubernamentales de la época y la comunidad, y los defensores de los humedales. Y ya conocemos cómo trabaja Peñalosa en los humedales cuando no consulta a nadie”.

Para Julio, “el impacto fundamental radica en que con esta modificación se abre la puerta a la transformación de los humedales en parques urbanos bajo un enfoque que devela un claro desconocimiento de la estructura ecológica principal del territorio bogotano y del importantísimo valor ecosistémico de los humedales para la ciudad. Con este decreto se aumenta el riesgo de pérdida de biodiversidad, se disminuye la resiliencia de cara al cambio climático y, además, se sienta un nefasto precedente al desconocer por completo a la ciudadanía, en particular a la Mesa de Humedales”.

Cruz, como jefe de la entidad Distrital, aseguró que los esfuerzos de la Secretaría han sido para proteger estas zonas y que “en lo que va de esta Administración se han impuesto más de $9000 millones en multas a infractores que han afectado el recurso hídrico de los bogotanos. Mediante acciones de control, la Alcaldía ha cerrado los vertimientos de empresas, colegios e instituciones y se ha judicializado a personas que han contaminado estos sectores”.

La pregunta que queda abierta ahora es: ¿Por qué el alcalde no le mete la ficha a la recuperación y restauración de los humedales, pues se sabe el deprimente estado en el que se encuentran algunos, antes de  pensar en la construcción en estas zonas?  Por ahora, y aún más cuando se acerca la discusión del POT en el Concejo, la polémica está sobre la mesa.

“Ningún participante de la mesa sabía de la modificación. Lo que hay detrás es que ellos (Distrito) necesitaban modificar la Política Distrital de Humedales en su núcleo y tesoro mas preciado: la recreación pasiva. Esto para hacer todos los multimillonarios planes que tienen en los humedales”.


¿Qué piensan ciudadanos de la modificación?

Camilo Morales

«Los humedales no se deberían tocar por nada, ni con iniciativas de turismo ni ecológicas, porque cualquier actividad por más ecológica que parezca los está vulnerando y eso puede afectar su ecosistema. Como ciudadano digo que no deberían meterse en los humedales»

Ivonne Guzmán

«No estoy de acuerdo, Bogotá es una ciudad ultracontaminada por la sobrepoblación, presenta los índices más altos de enfermedades respiratorias y otros agentes patógenos que hay en el ambiente. Los humedales son ecosistemas que ayudan a disminuir esos factores y llenarlos de cemento es condenar a Bogotá»

Gustavo Bernal

«No estoy de acuerdo. Debemos respetar la naturaleza para que ella nos respete. Vivo al lado del humedal Córdoba y no se imaginan la belleza que es el humedal, tienen mucha vida, 16 especies de aves migratorias, árboles y plantas. Que no toquen los humedales»


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