Bogotá

Las moscas y malos olores tienen desesperada a la comunidad que colinda con Doña Juana

Exigen soluciones concretas.

Como una zona próspera, trabajada con el sudor y las manos campesinas, donde nunca faltaba la comida, el aire puro y la tranquilidad, es recordada la vida de los habitantes de Mochuelo Alto y Bajo, antes de que entrara en funcionamiento Doña Juana, en el año 1988.

Aunque en más de una ocasión han tildado a sus residentes de haber llegado después del Relleno Sanitario, ubicado entre las localidades de Usme y Ciudad Bolívar, ellos aseguran lo contrario, pues dicen que su pueblo se fundó antes que el basurero.

“Mochuelo Alto tiene más de 100 años de antigüedad, por ejemplo la capilla tiene cerca 65 años de construida… Los ancianos nos cuentan que el terreno donde está Doña Juana fue hace muchos años fue una hacienda, entonces nosotros no llegamos después…”, relató José Montaño, un campesino de 48 años, que ha residido toda su vida en el sector de Mochuelo Alto.

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Sin lugar a dudas, para los ciudadanos de este punto de la capital, su calidad de vida se partió en dos desde la aparición de este basurero, dado que ahora enfrentan problemáticas que los tienen al borde del colapso. Lo peor de todo es que la indiferencia de nuestros gobernantes, frente a esta grave situación, ha sido aún más grande que todas las toneladas de basura que han llegado al relleno desde su construcción.

“Doña Juana ha afectado la agricultura desde el principio. Cuando hace sol ese relleno bota un gas que quema los cultivos y los daña. Incluso, antes en este sector (Mochuelo) se cultivaba de todo, la comida era barata y buena; ahora todo es muy diferente”.

Entre moscas y malos olores

Todos los días, desde que sale el sol y empieza la rutina para los niños, adultos y ancianos- que habitan en inmediaciones del relleno en el sur de Bogotá- aparecen frente a sus ojos moscas y más moscas.

Precisamente, la proliferación de insectos y roedores (a causa del basurero) es una de las situaciones que los tienen desesperados.

Claudia Ximena Triviño, dueña de una panadería del Mochuelo, asegura que las moscas tienen prácticamente al borde a quiebra a todos los comerciantes del sector, dado que la presencia de plagas hace casi imposible la venta de alimentos: “En la panadería no podemos hacer pan de dulce porque llegan más moscas; hay días en los que tengo que cerrar temprano porque la gente no entra al ver estos animales. En los negocios y en las casas toca estar limpiando a cada rato. Nosotros solo estamos pidiendo que nos escuchen, que miren lo que nos está pasando”, argumentó la mujer.

 

Es de recalcar que hace más de un mes cientos de habitantes realizaron una manifestación con el fin de llamar la atención sobre sus problemáticas. Tras esta situación, la Alcaldía de Bogotá tomó la decisión de realizar fumigaciones para contrarrestar las plagas en el sector.

Según manifestó la Secretaría de Salud, “desde agosto, en 19 barrios de Ciudad Bolívar y Usme circundantes al relleno se han adelantado labores de fumigación con plaguicidas en más de un millón 386 mil metros cuadrados y jornadas de vacunación, promoción y prevención con las cuales se ha atendido a cerca de 2 mil residentes de la zona”.

No obstante, para los habitantes este remedio está resultando peor que la enfermedad.

“Aquí llegan en cualquier momento y fumigan sin avisarnos. No les importa que haya negocios abiertos, que los niños o ancianos estén en las calles mientras tiran ese veneno. Lo peor de todo es que antes cuando fumigaban las moscas medio se espantaban, pero ahora no, porque ese veneno nos está matando más a nosotros; en mi caso yo tengo una bebé de dos años, que cada vez que fumigan se le sale un brote en la piel, ya detecté que es por eso”, comentó Ximena Triviño.

Exigen soluciones

Sin embargo, las plagas no son el único inconveniente que tienen que afrontar, ya que los malos olores no se quedan atrás entre tanta basura.

“Cuando hace sol es terrible, porque las moscas y los olores empiezan a llegar más y más. La mayoría de momentos es insoportable”, enfatizó Andrea, habitante del Mochuelo.

En ese sentido, la comunidad ha denunciado que todo esto ha generado afectaciones en la salud de grandes y niños, por ello hacen un llamado para que todos los ciudadanos volteen la mirada hacia el sur, donde llega la basura y reside la clase trabajadora y campesina, que está cansada de vivir entre el olor a mierda. Los vecinos exigen soluciones amigables con el medio ambiente frente a Doña Juana, para que no sea una utopía pensar que en el futuro regresará la prosperidad a sus barrios.

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