La espera
PUBLICIDAD
No se puede asegurar si las 1400 campanas de distintas iglesias en Colombia sonaron apenas el papa pisó tierra colombiana. Lo que sí se puede decir es que los fieles que esperaron a Francisco, por más de cinco horas, siempre tuvieron fe. La misma que les sirvió para quedar satisfechos tras el fugaz paso del sumo pontífice por la calle 26, al occidente de la ciudad, a su llegada a Bogotá.
Por lo menos así lo manifestó Luis Gabriel Romero, quien se fue a recibir al papa Francisco acompañado de sus hermanos y padres: “Si puedo tener al papa Francisco al lado le diría que gracias por venir a Colombia, porque su visita es muy importante. Su presencia, a la larga, nos traerá muchos beneficios como país y tenerlo acá es muy bonito porque de verdad lo tenemos en nuestras oraciones. Me lo imagino muy amigable, como debe ser un mensajero de Dios”.
Desde el medio día, los bogotanos y personas de otras ciudades y países arribaron a la calle 26 con sillas, cachuchas, banderas y pancartas con mensajes para el pontífice. “Aquí me quedo hasta que pase. Estoy muy emocionada porque él se ve hermoso, además es bueno que el se de cuenta que este país es católico y que acá lo amamos”, comentó Luisa Acevedo, quien estuvo acompañada de su hermana y de una pancarta que decía “Bienvenido, Francisco” que se trajeron desde Moniquirá, Boyacá.
El ambiente de a poco se fue calentando. Los asistentes a la primera cita con el papa en Colombia no pararon de cantar toda la tarde, echaban porras y los celulares no paraban de tomar las fotos del recuerdo que para unos significó una nueva bendición: “Cuando Juan Pablo II vino también estuve en los recorridos, pero en esa época tenía otra cámara. Ahora sí le voy a tomar una buena foto al santo padre. ¡Estoy emocionada que venga!”, añadió Irma Acevedo, quien estuvo acompañada de su familia.
Los niños del Gimnasio Iragua y el Gimnasio Los Cerros, acompañados de sus padres, también se fueron a esperar al papa y no solo hicieron una, sino tres pancartas con las que le dieron la bienvenida. “A mí me interesa con esta visita la conversión, que las personas vean que tener fe es importante en la vida”, comentó Ángela Aponte, quien se fue a acompañar a sus hijos. Sin embargo, para otro de los padres de familia, “más que conversión es que la gente sepa vivir tranquilamente, respetándonos, cuidándonos unos a otros y honestamente”.
Para otros el tema fue más allá y la visita del papa se convirtió en la demostración de que la fe y la esperanza siempre ganan: “Es que con esto la idea es que se den cuenta que son más los buenos que los malos, que son más los creyentes. Lo que pasa es que en Colombia el mal siempre hace mucho ruido, incluso más que el bien, y por eso es bueno que el papa venga a nuestro país para que se de cuenta de la realidad”.
PUBLICIDAD
La llegada
Minutos antes de que el papa Francisco pasara por la calle 26, las bombas y letreros se levantaron, los cantos se intensificaron y el llanto apareció. La emoción invadió el cuerpo de las personas que, sin importar la edad o la preferencia sexual, se fueron a esperar a Francisco.
Mientras pasaba el esquema de seguridad del papa, los bogotanos se levantaron de sus sillas, algunas improvisadas, y empezaron a grabar y a tomar fotos. “Ya viene, ya viene. Estén pendientes que pasó el puente”, aseguraban algunos con el radio ‘pegado’ a la oreja para seguirle los pasos al pontífice. Cuando Francisco se acercó se escuchó un “¡Viva el papa!, ¡Que viva!” y empezaron a cantar. El encuentro fue rápido y satisfactorio.
La emoción
“Bendiciones para nuestro país es lo que esperamos con esta visita”, dijo Carolina Parada en medio del llanto y la emoción. Así como ella, los miles de fieles que vieron a Francisco se abrazaron y lloraron de felicidad por unos diez minutos. “¿No le pareció lindo? Más bello, se ve pacífico, tranquilo”, comentó otra mujer a la que se le veía la ilusión en el rostro.
Sin importar el fuerte sol que los acompañó toda la tarde, los fieles seguidores del papa quedaron satisfechos. “Le tomé una foto y quedó lindo. Mañana nos vamos para la misa”, aseguró una de las asistentes que después del paso del sumo pontífice por la calle 26 compró un cuadro para quedarse con el recuerdo. El sumo pontífice pasó rápido, pero eso no impidió que uno de los asistentes le entregara un pañuelo rojo y otro una rosa blanca como símbolo de bienvenida y amor hacía él. Así fue el encuentro con Francisco, el hombre que paralizó con esperanza los corazones que lo recibieron en Colombia.
El Papa Francisco quiso estar más cerca del pueblo
Francisco está acostumbrado a romper el protocolo. Su premisa es compartir con la gente y por eso decidió que no transitaría por el carril exclusivo de TransMilenio, por donde se esperaba hiciera su recorrido al llegar a Bogotá, para estar más cerca de los feligreses. Eso obligó al esquema de seguridad adelantarse aún más del papamóvil para evitar contratiempos. Tampoco llevó el solideo por los fuertes vientos que acompañan la ciudad estos días.