De acuerdo con una auditoría que realizó la Contraloría de Bogotá, en los hospitales El Tunal y Meissen se encontraron medicamentos vencidos y dispositivos médicos abandonados en bodegas.
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Lo más grave del asunto es que estos medicamentos se necesitan con urgencia, para atender las aflicciones de pacientes que sufren de osteoporosis, taquicardia y dolor intenso.
La Contraloría considera que las pérdidas por esta situación ascienden a los 1290 millones de pesos, ya que algunos fármacos, por ejemplo, están vencidos desde el año 2011.
Por lo pronto, la Secretaría de Salud adelanta una investigación disciplinaria en contra de estos dos centros médicos, ubicados en el sur de la ciudad.