Bogotá

Parkour: conquistando el asfalto bogotano hace más de una década

Desde su llegada a la capital, se han creado grupos de formación que han hecho que esta práctica sea un estilo de vida

Hace más de 10 años, una camada de jóvenes bogotanos se encontró con David Belle en la pantalla grande. Mientras el francés, considerado el máximo representante del parkour, trepaba paredes y ganaba peleas dignas de una película de acción, la cinta Suburbio 13 hizo que más de uno se enamorara de la disciplina.

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Y así se dio pie, en parte, a la práctica del parkour, que se define, desde hace mucho tiempo, como el arte del desplazamiento usando al cuerpo y sus capacidades.

Así empezó Édison, traceur de Estilo Urbano, uno de los más de 40 grupos que se registran en la capital dedicados a esta práctica y están repartidos por varias localidades. Édison lleva ocho años conquistando el asfalto bogotano y enseñándole a cada miembro del grupo que esto no es cuestión de competencia, sino de superación física y mental. “Una de las cosas principales del parkour es no competir. En nuestro caso no es un deporte, esto es una disciplina y nos mantiene unidos para superarnos a nosotros mismos”.

Cualquier muro, pared e incluso las llantas medio enterradas que se encuentran en los parques de la ciudad  se convierten en lugares de entrenamiento. “El cuerpo humano está hecho para eso y simplemente lo retomamos. Es que caminar, correr, saltar o cualquier movimiento que hagamos a diario se puede considerar parkour”, comentó Yeison Arciniegas, otro de los traceurs de Estilo Urbano y quien viene de una familia que parece llevar la disciplina en la sangre, pues su hermana Allison fue considerada una de las mejores del país.

Mente y cuerpo en equilibrio

Una disciplina debe tratarse como tal y el parkour no es la excepción. Quienes lo practican saben que deben mantenerse en forma y por eso intentan entrenar mínimo cada ocho días. “Esto es de amor y hay que dedicarle un poco de tiempo. Muchos no podemos practicar como quisiéramos por nuestros trabajos o el estudio, pero la idea es reunirnos todos los domingos”, añadió Édison.

“Hay que dar a conocer el parkour porque a veces se ve como una actividad vandálica. Por ejemplo, en el grupo en el que estoy, queremos mostrar que el parkour es una práctica sana, de enfoque, disciplina, que puede ser motivadora y que no es nada malo”, comentó Óscar, uno de los integrantes de Lincef, otro de los grupos practicantes.

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El parkour también se ha convertido en la salvación de muchos jóvenes que iban por malos pasos. Este fue el caso de Yeison: “Conocí el parkour y me di cuenta de que había algo que me importaba más que andar con personas que no le traen nada bueno a uno y que lo llevan por el mal camino”, aseguró.

Para ellos entrenar es clave, porque en algún momento “nos podemos encontrar en una situación de riesgo y seríamos de gran ayuda”, añadió Édison.

Ser y durar

Como en el parkour no interesa la competencia, pero sí retarse a uno mismo, el miedo no tiene cabida y estos traceurs saben que los accidentes hacen parte del menú del día.

“Hay algo básico en el parkour: ser y durar. Un accidente lo puede tener cualquiera. Puedo ir caminando, me troncho un pie y quedo ahí. Me rompo un brazo y qué, es que la clave es esa: buscar el equilibrio y no temerle al miedo, pero ser prudente”, comentó Yeison.

Con esa premisa en la cabeza, escalar muros y dar grandes saltos de pared a pared se hace cada vez más fácil. En los entrenamientos se aprenden movimientos básicos y se felicita a los integrantes que logran hacerlo perfectamente. El equilibrio y la fluidez del cuerpo son claves, por eso tener la mente despejada y estar concentrados en cada paso forman un buen traceur.

“El parkour es para todos. Por ejemplo, en el barrio Timiza está el señor Bernardo, que tiene 50 años y entrena según sus capacidades. Pero practica a su manera y de eso se trata, que cada uno encuentre el gusto y un método para disfrutarlo. Podemos encontrar gente que le gusta hacer movimientos más grandes, un poco más de equilibrio o movimientos suaves”, agregó Yeison.

El ser y durar para Édison se traduce en “que el parkour se basa en tener una buena preparación física que nos ayuda a evitar lesiones, nos va a permitir saltar más de lo que una persona salta normalmente e incluso seremos más flexibles”. La preparación también lleva a conocer el cuerpo y las capacidades con las que cada uno pueda contar.

¿Y cómo le va al

parkour en Bogotá?

Bogotá tiene una característica que la hace destacarse de otras ciudades latinoamericanas y es que, además de sus verdes montañas, los ladrillos llaman a los amantes del parkour. Por eso es una de las prácticas incluidas en el Festival de Verano e incluso hay un lugar de entrenamiento que entregó el Distrito en 2015 para la práctica.

Sin embargo, aún falta mucho para que sea más acogido y los más de 10 años que lleva en la capital colombiana no pasen en vano, o por lo menos así lo consideran muchos de los miembros de los grupos que pertenecen al movimiento parkour en la ciudad.    

Asimismo, y según los traceurs con los que habló PUBLIMETRO, el parkour en otras ciudades del país esta más organizado y es más unido, algo que esperan ocurra en Bogotá.

“Hay grupos en varias ciudades del país. Están en Cali, Armenia, Yopal, Villavicencio y Barranquilla. La comunidad de parkour en Colombia en muy unida y agradecida. Está el Medesplazo, el Llanetrazo y el Festival de Verano, que es uno de los más importantes. Por ejemplo, este año van a venir personas de otros países y eso hará que el movimiento crezca un poco más”, comentó Édison.

Los lugares de entrenamiento están por toda la capital. Por ejemplo, el Parque Simón Bolívar, el Parque El Tunal, el World Trade Center, el Monumento a Los Héroes, la estación del Sena y otras zonas son muy concurridas por los practicantes de parkour.

“He tenido la oportunidad de practicar en Argentina, pero Bogotá tiene lugares muy bacanos porque siempre se detienen a mirarnos, a la gente le llama la atención lo que hacemos”, agregó Yeison.

Los grupos para entrenamiento están abiertos para los que se quieran unir. Solo hay que tener las ganas, madrugar y llegar. Hay practicantes de parkour con tres años de edad y primero se aprenden movimientos básicos para que el cuerpo poco a poco se adapte a los cambios.

Eso sí, no se preocupe si en el parque cerca a su casa ve a varios chicos reunidos saltando paredes, pueden estar metidos de cabeza en el parkour, una disciplina aún muy underground en Bogotá, pero que tiene más adeptos de los que se pueda imaginar y la que necesita un gran salto para seguir cambiando vidas.


“El ‘parkour’ es una práctica sana, de enfoque, disciplina, que puede ser  motivadora y que no es nada malo”

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