El deprimido de la 94 es una obra que se convirtió en un dolor de cabeza para varios bogotanos que vivían en ese sector o para quienes tenían que pasar frecuentemente por esa zona de la ciudad. Por esta razón, Publimetro quiso analizar las razones por las que tuvo que pasar tanto tiempo para que este proyecto se llevara a cabo.
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La Alcaldía de Bogotá explicó que hubo retrasos en el deprimido de la calle 94 por factores como la corrupción, la falta de planeación y los atrasos. Además, esta obra se convirtió en uno de los símbolos del carrusel de la contratación.
Una muestra de esto es que la administración de Samuel Moreno le adjudicó en el 2009, la construcción de la obra al consorcio Conexión, del contratista Julio Gómez. Sin embargo, Gómez nunca entregó estudios completos ni cronograma de construcción. Su firma fue condenada por el carrusel de la contratación y el proyecto fue paralizado durante 7 meses. Gómez había recibido un adelanto de 13.000 millones de pesos pero nunca los utilizó.
Según la entidad, en el acuerdo 180 de valorización, se incluyó su financiación con un presupuesto aproximado de 46.000 millones de pesos y debía ser terminada en 17 meses. No obstante, debido a los problemas de corrupción, esta cifra aumentó a 170.000 millones.
Para el 2012, se abrió una nueva licitación y la obra costaba para ese entonces 85.000 millones de pesos y se adjudicó al consorcio AIA CONCAY, cuyos estudios revelan que su costo real ascendió a $166.000 millones, es decir, cuatro veces de su valor inicial. En el 2014, arrancó la excavación del deprimido a cielo abierto, pero se presentaron problemas por el traslado de la red Tibitoc del Acueducto, ya que, por este túnel iba a ser desviada la tubería.
Para el 2015, los vecinos del sector protestaron por los pocos avances de la obra y manifestaron su preocupación porque no se terminó el deprimido.
El vicepresidente técnico de la Cámara Colombiana de Infraestructura (CCI), Jorge Alberto Marín, criticó la falta de planeación cuando la obra se tramitó en el proyecto de valorización en el 2005. “El valor estimado era de 46.000 millones de pesos, pero en ese momento el valor era prácticamente sacado de la manga. No había prefactibilidad para determinar cuánto podría costar el deprimido”.
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Marín también indicó que “otro factor que incidió es que el proyecto cayó en manos del carrusel de la contratación. Debido a esto, se direccionaron los procesos para que llegaran a un único oferente que cumplía con ese tipo de condiciones”.
Múltiples factores llevaron al retraso del deprimido de la 94
El profesor William Alfonso del programa en gestión urbana y desarrollo de la Universidad del Rosario explica que durante la obra “hubo una sumatoria de factores en cada una de las etapas del proceso que llevaron a este retraso”.
Para el ingeniero civil, Darío Hidalgo, del Instituto de Recursos Mundiales, hubo tres factores que llevaron a las demoras en la obra. El primero “es que fue aprobado para ser construido a partir de la valorización y en el 2006, los estudios no eran completos y había poco presupuesto. Además, los contratistas incumplieron los contratos”.
En la Administración de Gustavo Petro, “tuvo que abrirse nuevamente el proceso licitatorio. Además, se reiniciaron los estudios y el diseño del deprimido. Estos demostraron que los costos de la obra eran más altos”, como afirma Hidalgo.
Igualmente, Hidalgo explica que desde el punto de vista técnico, “es una obra compleja porque los suelos de ese sector son blandos y hay presencia de aguas subterráneas. Estos factores llevan a que sea difícil la excavación. También, hubo que reubicar varias redes de servicios públicos como el acueducto, el alcantarillado, teléfonos, entre otras”.
Un tercer factor es que hay un tema de predios porque “no fue fácil identificarlos, hacer negociaciones con los propietarios o restituirlos por la obra. Además, otro de los problemas de esta construcción es que durante su realización fue necesario mantener el tráfico, y no se pudieron abrir varias vías y diferentes frentes de obra”.
Alonso coincide con Hidalgo en varios puntos señalados. Además, agrega que “hubo inflexibilidad por parte de varios actores como el IDU y los contratistas porque la coordinación fue rígida y fue difícil encontrar nuevas alternativas a los problemas que surgían durante el proceso”.
Igualmente, Alonso afirma sobre los contratistas que “tenían la manía de parar la obra. No se sabe si fue deliberado para generar sobre costos y aumentar sus ganancias”.
Los beneficios de la construcción del deprimido
Para Hidalgo, una de las ventajas del deprimido de la calle 94 es que es una obra que “resuelve múltiples giros. Además, está orientada al tráfico general de vehículos. También, tiene intersecciones para bicicletas y hay un desnivel para el paso peatonal. Quedaron pendientes más ciclovías y espacio público peatonal. Pero este no era el sentido central de la construcción, ya que su objetivo principal es agilizar el tráfico”.
“A corto plazo, se mejorará la circulación de carros y la nueva obra permitirá descansar a los vecinos que se tuvieron que aguantar la obra por mucho tiempo”, explica Hidalgo.
Según Alonso, uno de los beneficios de esta obra es que “liberará el trancón de la calle 94 que era crítico. Así, los conductores podrán circular más fácilmente por la novena y la NQS. Además, aumentará la velocidad en tiempo real porque antes los carros se demoraban 22 km/h y ahora será de 34 km/h. Además, la construcción permite una rápida conexión con la Autopista Norte”.