La historia de La Perseverancia, uno de los barrios más tradicionales de Bogotá, se puede contar tomándose unas ‘totumadas’ de chicha. Sus habitantes han pasado por las duras y las maduras, además han tenido que cargar con el estigma de habitar en uno de los barrios más peligrosos de la ciudad, pero en el que Jorge Eliécer Gaitán pasó buenos momentos recorriendo esas calles empinadas y sí, disfrutando de la tradicional bebida.
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‘La Perse’, como se le conoce, es un barrio obrero. Cuando Leo Kopp fundó Bavaria, los habitantes ayudaron a levantar la fábrica y el barrio, pero mientras se hacía la cerveza, tomaban chicha como agua para soportar el trabajo. Después llegó al auge de ‘la pola’ y la chicha pasó a un segundo plano, fue asociada a las clases bajas y a la suciedad, y al final la prohibieron.
Con el tiempo aparecieron líderes barriales y en algunas casas se continuaba fabricando la bebida. Aún es así y quienes participarán este fin de semana en el XX Festival de la chicha, el maíz, la dicha y la vida, se han dedicado, incluso, por más de 50 años a fabricar la mejor de Bogotá.
Las chicheras de ‘La Perse’ son uno de los tesoros mejor guardados del barrio. Con casi 80 años muchas mujeres, que aprendieron a hacer chicha a los 15, continúan con la tradición. Luis, uno de los líderes del barrio y quien creo el festival cuando pertenecía al grupo los Vikingos, muy recordados por las calles de ‘La Perse’ por ser los impulsores culturales de la zona, me contó que sacar el evento adelante por tantos años ha sido difícil. “Antes lo organizábamos nosotros y patrocinaban privados, entonces ponían la plata y hacíamos el reinado, traíamos unos grupos musicales buenísimos y la pasábamos excelente. Ahora ha cambiado un poco, pero es que el festival es de la gente del barrio y de la chicha”, comentó.
Así como Luis está Isabel, chichera, que ya tiene guardada en el sótano de su casa la chicha en tanques gigantescos y espera venderla toda el día del festival. “Yo hago chicha y masato, no me pongo a hacer comida porque no me gusta, pero si usted viene lo que va a encontrar es eso. Aquí hay chicheras que venden morcilla, sopa, unos almuerzos muy ‘jalados’”, aseguró.
“Producir una buena chicha es más una labor del corazón que del tiempo que se invierte. Si las señoras que hacen la chicha cobraran por el tiempo, la tradición se nos pierde, y lo que pasa es que aquí hay varias chicheras que viven de eso y las otras le meten todo el empeño al festival”, aseguró Luis, mientras me mostraba en dónde iban a instalar las carpas para el día de la celebración.
La chicha dura entre 20 y 25 días en llegar a su punto. “Cuando usted la vea amarilla, amarilla, es la propia chicha. Ella es delicada, una persona que tenga mal genio no puede hacer chicha porque no le coge y las que tiene ojos verdes como usted no la pueden ver, la chicha es celosa y se daña, eso dicen”, comentó Isabel.
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Isabel aprendió a hacer chicha en Boyacá junto a su mamá. “Ella hacía la chicha para la casa, para tomar, pero cuando llegué acá (La Perseverancia) siempre he participado en el festival. Cada quien pone lo suyo para hacer la chicha y lo que va a vender, y todos ganamos. Acá en mi casa, mi hija podría hacer la chicha y se que no la va a dañar, porque tengo una sobrina que la daña (risas). Es que la chicha no es que todo el mundo la pueda hacer porque el genio la deja ‘aguada’”.
Un recorrido por ‘La Perse’
La Perseverancia es un barrio pequeño. Un busto de Jorge Eliécer Gaitán adorna uno de los parques del barrio y la iglesia roja, imponente, se ve desde lejos. En cada cuadra hay tradición, en una de ellas vive una de las chicheras más antiguas de la zona. Como homenaje a su trabajo le pusieron una placa al frente de su casa, la misma en donde vende chicha para mantenerse.
En el barrio, las chicheras de vez en cuando se dan cita en la esquina del parque para hablar de las cosas que pasan ahí, de cómo van los negocios y como está el barrio. “Las chicheras son muy importantes para nosotros, ese día participan como 60 en el festival y todo el parque se llena”, aseguró Luis.
‘La Perse’ lucha por dejar tanta marca del pasado atrás dándole la oportunidad a los jóvenes de presentarse en el festival y explotar esa parte artística que tienen, no dejando perder la tradición e impulsando el empoderamiento de todo un barrio. Aproveche, porque este fin de semana es para ‘jartar’ chicha.
DATO
El Festival de la chicha nació un día de la raza, en octubre, y los habitantes de ‘La Perse’ quieren que se respete la fecha. “Este que se va a hacer pertenece al del año pasado que por cuestiones logísticas no se pudo hacer. En octubre esperamos hacer el de este año”, comentó Luis Murcia.
Fotos compartidas por los habitantes de La Perseverancia
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