No sé cuántos bogotanos se detienen a mirar la ciudad por la ventana del TransMilenio o del Sitp. La esperanza es que sean muchos los que se den cuenta que esta ciudad es de contrastes, pero no solo por decirlo, sino porque son conscientes de eso. Esta fue a una de las conclusiones a la que llegamos, en medio de una entrevista, con Helbert Ortíz, artista, llanero, pero bogotano de corazón.
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A Helbert lo llamaron hace unos tres años, una empresa privada, para que interviniera un tanque de acero inoxidable; para que le diera color, vida. Y eso hizo. El 7 de diciembre la escultura se prenderá como un gran faro en uno de los puntos más áridos de esta ciudad: el sur. Ese es el regalo de Ortíz y de los gestores de la intervención artística a esta ciudad, que según Helbert necesita una sacudida.
“Bogotá es una ciudad de contrastes, es cierto, pero es una ciudad que hay que nivelar por lo alto. Tiene tantas cosas buenas, pero el impacto de las cosas negativas en las que vive es lo único de lo que la gente se acuerda y por eso hay que sacudir y conectarla a los ciudadanos con los eventos culturales y lo que pasa alrededor. Pero eso es un trabajo de todos, no de unos solo, ni del alcalde, es de todos los ciudadanos”, enfatiza.
La escultura ‘Mundo Colmena’, lleva ese nombre por la empresa que la donó, es un sonajero en realidad. Es amarillo y tiene luces, además del sello característico de Helbert. “Queríamos aportar a lo cambios urbanísticos que van a ocurrir en la ciudad y qué mejor que el arte para hacerlo. La escultura va a tener color y luces, entonces la zona va a cambiar porque cada transeúnte, cada viajero la verán de lejos, ¡Es que mide 35 metros de altura!. Lo que vean depende de la sensibilidad del espectador y de cómo interpreten la imagen como su sello personal”, argumenta Helbert.
La conexión con la ciudad
Helbert es llanero, vivió un largo tiempo en España, pero decidió quedarse en Bogotá. La siente suya y por eso también participó en este proyecto. “Creo que la gente debe apropiarse del espacio publico y cómo se hace eso, pues apropiándose del espacio. Las personas no se dan cuenta que ni siquiera existen esas obras y se mecanizan de tal forma que la misma ciudad desaparece y se convierte en algo hostil. La idea es que se apropien de ella, si tienen parques que los usen, si tienen esculturas de arte que las disfruten. La ciudad toma vida si nos integramos con ella y la idea es que se sienta parte de la misma”, comenta.
‘Mundo Colmena’ rompe con la estética de esa zona del sur de Bogotá en donde a diario transitan miles de carros, se vive en medio del trancón y seguramente no hay se puede, o no hay tiempo, de mirar de forma consciente la capital. Para Helbert este es uno de los mayores problemas que como ciudadanos enfrentamos, porque se perdió la conexión y airoso comenta “mire lo que pasó con el monumento que le regaló Venezuela a Colombia que se llama ‘Ala solar’. Esa escultura jugaba con el viento de la mañana y la luz; lo que hicieron fue desmantelarla y eso es triste porque se perdió una verdadera obra de arte; es que eso no es lujo. Hay que enseñarle a la gente a aprender a ver de otra manera y eso se logra sacándolos de la rutina, de esa esclavitud de los horarios”, comenta.
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Helbert añade que “cuando convertimos ese tanque gigantesco en una escultura fue una forma de decirle al espectador ‘véalo de otra manera y aplíquelo a otro sentido y aprenda a verlas’”. La gente no valora la ciudad que tenemos porque no optimizamos lo positivo”. La inauguración de ‘Mundo Colmena’, que se puede ver incluso a metros de distancia, será el Día de las Velitas, no habrá ningún tipo de evento, solo se prenderán las luces para decirle a Bogotá que tiene otra obra de arte sobre su suelo.
«Pienso que parte de lo que hacemos con el arte público es justamente eso, que la gente lo vea. Esa parte del sur es muy árida y esta escultura le va a dar color, le va a dar vida»: Helbert Ortíz, artista colombiano.
