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A un verdadero cambio extremo fue sometida la fuente de La Garza, en el barrio Las Cruces considerado uno de los más peligrosos en la ciudad. Esta actividad se llevó a cabo gracias a la colaboración de los residentes del sector y a la exposición La Garza que se realizó el 29 y 30 de octubre con la cual se recolectaron fondos para su recuperación y puesta en funcionamiento.
La fuente, de siete metros de alto, es uno de los íconos de Las Cruces. Ha estado en la ciudad desde 1891 y llegó al barrio el 20 de julio de 1911 por petición de los vecinos que solicitaban abastecimiento de agua. Sin embargo, el líquido dejó de brotar por su boca desde varios años y hoy está en proceso de restauración por parte del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC).
Los habitantes del sector posaron frente a la fuente recuperada esperando que se dentro de poco vuelva a funcionar.
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