Una de los problemas que ha acompañado a Bogotá durante décadas es el de las invasiones ilegales. Ninguna localidad de la ciudad se salva y la Secretaría de Hábitat ha identificado, hasta la fecha, 20.606 ocupaciones con estas condiciones.
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“Estas ocupaciones ilegales están distribuidas en 245 zonas que la Secretaría del Hábitat está monitoreando, con el fin de prevenir el aumento de las mismas y proteger la vida de los ciudadanos que se asientan en estas zonas de riesgo y son víctimas de los urbanizadores ilegales”, comentó Juan Oswaldo Martínez, subsecretario de inspección, vigilancia y control de la Secretaría del Hábitat.
De esta forma, engañan a las personas para que adquieran los predios, que no están en venta y en donde no se puede urbanizar, enseñándoles títulos falsos. Por supuesto, el paso a seguir es la reubicación adecuada de los residentes de la falda de los Cerros Orientales, aunque este es un trabajo que tarda años.
Aunque uno de los casos más críticos se encuentra en la localidad de Santa Fe, las construcciones ilegales no son un tema exclusivo de los más pobres o los que viven en estratos bajos. Para la muestra un botón: El Bagazal, el barrio que se levantó en los Cerros Orientales, arriba del Metropolitan Club, mostrando la opulencia y derroche de algunos empresarios señalados de construir verdaderas mansiones causando graves daños ambientales.
Para la construcción de algunas de estas edificaciones se talaron entre 500 y 1000 árboles, además de desviar la quebrada Los Rosales. Un proceso que seguramente terminará con la demolición de los predios.
Ocupaciones ilegales hay en Bogotá, según Secretaría de Hábitat.
¿Y el futuro?
Si bien es cierto que acabar con las invasiones ilegales en los cerros es una tarea que no se logra de la noche a la mañana, sí hay que dejar claro que es un problema que tiene varios culpables.
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Pero de lo que poco se habla es del trago amargo que las constructoras y el Ministerio de Vivienda se vienen tomando desde la administración de Gustavo Petro, en la que se expidió la resolución 228 que delimitó el perímetro urbano de la capital.
Gustavo Ardila, secretario de Planeación en ese momento, aseguró que “es una acción complementaria frente al Fallo del Consejo de Estado sobre los cerros orientales. En dicho fallo se levanta la suspensión de la Resolución 463 del 2005 del Ministerio de Ambiente, la cual, junto con el Plan de Ordenamiento Territorial, orientan la definición del perímetro urbano con base en la reserva forestal de los cerros orientales, declarada en el año 1977. Esta es una tarea necesaria para dejar claro cuál es el límite urbano de la ciudad. Esta precisión no afecta de ningún modo a los constructores que cuenten con los derechos adquiridos señalados por el fallo, y tampoco a la reserva forestal”.
Esto no cayó bien en el gremio y algunas entidades, porque se quedaron por fuera 415 hectáreas en donde se planeaban algunos proyectos. Ahora bien, con la actual administración una de las preguntas que surge es qué pasará con esa franja de adecuación, ¿se integrarán a la ciudad o seguirán haciendo parte de la reserva?.
Por otro lado, un hecho que generó dudas fue la firma de un acuerdo de construcción sostenible hace algunas semanas entre Camacol y varias constructoras. La idea de este es hacer uso adecuado de los recursos, ejecutar acciones para mitigar los impactos negativos de la actividad sobre el medio ambiente, garantizar la continuidad de la actividad y promover el bienestar de las generaciones futuras. ¿En dónde aplicarán este acuerdo?, ¿se piensa en alguna zona especial para aplicarlo?.
PUB/LP