Así lo pudo comprobar El Tiempo, al pasar una tarde en el sector ubicado entre la avenida Caracas y la calle 16ª y las cales 19 y 22, donde encontró un panorama desolador (Lea la crónica completa).
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Los ‘paracos’ es un grupo de hombres que opera en el lugar y que, de acuerdo con ese medio, “intimidan a buenos y malos haciéndose pasar por autodefensas, y hasta montaron ‘oficina de cobro’”.
A cualquier hora, en una casa de tres pisos cerca de la calle 22 con Caracas, se vende droga. Allí, quien llega, debe identificarse y después de ello se decide si entra o no.
Algunos clientes pueden deducirse como los “fijos”, dice El Tiempo, ya que llegan en automóviles o camionetas lujosas y los atienden sin tener que bajarse de ellos.
Al caer la noche, empiezan a salir “los cuerpos de los travestis apenas están cubiertos por una malla transparente. Algunos tienen curvas y rostros de modelos, pero sus voces los delatan; a otros, las marcas de la calle y la vida hostil que llevan los hacen parecer agresivos”, dice el medio.
Uno de ellos relató que “nadie paga más de 15.000 pesos por servicio”, sin importar el tipo de cliente y, además, “es con todo incluido”. Y es que, por ejemplo, por $5000 se puede conseguir sexo oral o una “manoseada”.
Pero la preocupación también es de quienes controlan el sector. Los llamados ‘sayayines’, dos hombres y dos jóvenes, llegan al lugar y “tienen la maldad ceñida en las facciones”, relata el diario.
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Ellos inspeccionan el lugar y se detienen en aquellas personas que no conocen. Últimamente, se dedican a molestar a los travestis del lugar: los han golpeado y amenazado, argumentando que es orden de los ‘paracos’.
Esos hombres llegaron al lugar para encargarse del microtráfico y la extorsión en el lugar. De hecho, la semana pasada se presentó la muerte de un hombre a cargo de un sicario que le disparó cinco veces.
También hay explotación sexual de niños en la zona. Los llevan a casas y los entregan a los clientes.