Por lo menos 170.000 bogotanos dejaron de ser niños cuando todavía estaban en edad para serlo. Trabajan como empleados domésticos, en las calles vendiendo dulces, ayudando en las plazas de mercado. Se alejan de los colegios, de los juegos y los deportes.
La concejal Martha Ordóñez aseguró que el 55,4% de los niños bogotanos trabajadores tiene entre 15 y 17 años, pero que muchos de los que laboran también son menores de cinco años y están, sobre todo, acompañando a sus papás en sus labores: vendiendo en la calle, reciclando, como carreteros o recolectores de chatarra. El punto de este tipo de niños es que no están registrados como trabajadores, porque solo acompañan, pero sí están alejados de actividades propias de su infancia.
Según la concejal de La U, por lo menos 50.000 niños trabajan en labores domésticas y unos 10.000 más lo hacen en la calle, expuestos al clima y a la violencia bogotana.
De acuerdo con una investigación de la Secretaría de Salud, Los Mártires y Santa Fe son las localidades donde más niños trabajan, con 24,4% y 20,2%, respectivamente. Del total de pequeños trabajadores, el 60,2% son niños y el 39,8% son niñas.
“Es muy común ver en el trayecto peatonal de la Séptima actos artísticos y en muchos de ellos se incluye población infantil. Es muy grato ver a un niño o una niña con talento, pero en estas condiciones es explotación laboral, aunque para muchos pueda ser divertido, estos niños están en la calle, expuestos a diversos riesgos”, llamó la atención Ordóñez.
La Secretaría de Educación aseguró que está trabajando por disminuir la población trabajadora prematura. De hecho, 3736 niños hacen parte de programas para evitar que vayan a la calle a laborar. Óscar Sánchez, secretario de Educación, aceptó los resultados nefastos del trabajo en los niños: “La primera consecuencia es la deserción escolar, que lleva a que muchos estudiantes se suman en condiciones de pobreza”.
Educación
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Colegios del Distrito son los encargados de buscar niños trabajadores y convencer a sus papás de llevarlos a estudiar. La educación en Bogotá es gratuita y al saber que no tienen que pagar nada, los papás permiten a los niños ir al colegio.