En diciembre de 1962, expertos en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, crearon un nuevo sistema para garantizar la seguridad de las computadoras: la contraseña.
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En esa época los científicos del MIT tenían que compartir las computadoras y cada uno tenía un tiempo de uso limitado.
El sistema operativo de tiempo compartido permitía que diferentes personas accedieran a una misma computadora, incluso desde distintos lados del mundo, a través de la red telefónica.
Pero esta novedosa interactividad podía dar pie a abusos.
Para evitarlos, se le dio a cada uno una contraseña personal para poder acceder al sistema. Así se llevaba el control sobre quién utilizaba las computadoras.
Hoy en día la seguridad es una de las principales preocupaciones cuando hablamos de computadoras, pero en los años ’60 era un concepto nuevo.
Uno de los que tenían una contraseña para ingresar al sistema era Allan Scherr, un estudiante de posgrado en MIT.