Un niño posa para la foto mientras se baña en una laguna junto a dos jaguares, con uno de ellos como si estuviera «abrazándolo» y por su puesto la imagen se volvió viral.
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La foto es literalmente increíble. Tanto que la popularidad de la imagen también alimentó las dudas sobre su autenticidad.
Pero es real e ilustra una escena que se da de forma bastante regular.
Tiago Silveira, el niño que aparece en la foto, vive y juega con jaguares desde que es un bebé en su país natal, Brasil.
«Tengo algunos amigos que me dicen que la imagen es falsa, pero a muchas otras personas les gusta y quieren conocer a los jaguares. Es bueno mostrar algo de mi experiencia a quienes no han tenido tanta suerte como yo», le dice el niño de 12 años a BBC Brasil.
Crecer con grandes felinos
Los padres de Tiago, Leandro Silveira y Anah Jacomo son biólogos que coordinan el Instituto Jaguar de Brasil (IOP, por sus siglas en portugués) en el estado de Goiás, en el centro del país sudamericano.
Su principal objetivo es estudiar y preservar al felino más grande del continente americano.
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«Mi hijo nació en un ambiente con jaguares y aprendió a lidiar con ellos desde que era un bebé. Obviamente ponemos límites, pero él ya sabe cómo comportarse. Es muy natural para él», explica Silveira, quien publicó la famosa foto.
«Es parte de su vida cotidiana, no hay nada extraño en esto», añade.
Cuando nació Tiago, sus padres estaban cuidando a tres cachorros de jaguar.
Sus viajes incluían paradas para alimentar con biberón a los cuatro pequeños, que se desplazaban con ellos en una camioneta.
El niño se siente privilegiado por tener la experiencia de crecer con grandes felinos.
«Es una relación de amor y respeto. Siempre me gustó ayudar a mis padres a cuidar de los animales».
Silveira le enseñó a su hijo las mismas lecciones que le da al público en general con respecto a los encuentros con jaguares.
«Estos animales no tienen a los humanos como presa. Reaccionan ante nuestras acciones, por lo que es importante respetarlos. Su lenguaje corporal te dirá si no quieren que te acerques», dice el biólogo.
Límites
«Es crucial entender los límites. Cuando el jaguar quiera proximidad, vendrá. No son animales sociales, pero crean vínculos de por vida (con los humanos)».
La madre de Tiago dice que nunca hubo un incidente entre el niño y los jaguares. También resalta que nunca dejó a su hijo solo con ellos.
«Siempre hemos sido muy cuidadosos con los jaguares y con cualquier otro animal. Nuestras reglas de seguridad son muy claras».
El refugio
La reserva ocupa un área de unas 50 hectáreas propiedad de Silveira y Jacomo, que no permiten el ingreso de visitantes, por respeto a los animales.
Crearon el IOP en 2002 y originalmente solo querían estudiar a los jaguares, pero luego cambiaron de opinión con el pedido del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables para que criaran cachorros huérfanos.
En la actualidad, la cría de jaguares ocupa la mitad de su propiedad.
Según Silveira, el 95% de las operaciones se financian con el dinero propio de la pareja y el resto proviene de donaciones.
«Para nosotros es una búsqueda eterna de ingresos, porque nunca recibimos financiamiento público», dice.
Actualmente, la familia cuida 14 jaguares, incluyendo cuatro cachorros y ocho adultos. Y durante la última década, atendieron a 35 animales.
A menudo son enviados a otros institutos para ayudar con la reproducción y preservación de la especie.
El jaguar es uno de los animales que integra la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Aunque están presentes en 21 países, se estima que Brasil alberga a casi la mitad de su población, entre 20.000 a 30.000 animales.
Sin embargo, los ejemplares que llegan al IOP no se devuelven a la naturaleza por temor a que los humanos los maten, especialmente los granjeros que defienden su ganado.
Otra razón es que algunos de esos animales tuvieron contacto frecuente con los humanos.
«Es muy difícil para estos jaguares perder este vínculo con los humanos. Si son liberados, podrían regresar a lugares con una presencia humana y terminar muertos», explica Jacomo.
Reencuentro
En el último año, Tiago se separó de los jaguares porque se mudó a la capital del estado, Goiania, para sus estudios de secundaria.
Y los extraña.
«Es difícil para mí porque viví con ellos desde que era muy pequeño. Cada vez que visito a mis padres siento que los jaguares también me extrañan, juegan conmigo de una manera diferente«, dice.
«Es gratificante ver que todo el amor y el afecto que tengo por ellos es recíproco».
La foto que se volvió viral fue tomada el 15 de noviembre de este año durante una de sus visitas a sus padres.
A juzgar por los deseos del niño, tal vez podamos ver algún día a algún nieto de Silveira posando con los felinos.
«Quiero estudiar biología y seguir los pasos de mis padres. Estamos tratando de salvar una especie y quiero continuar con esta lucha», afirma Tiago.
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