Rachel, de 16 años, dejó de crecer cuando tenía 10. Andy tiene problemas graves de memoria que le dificultan el día a día. Ambos sufren el síndrome del espectro alcohólico fetal, un grupo de desórdenes debidos a que sus madres bebieron grandes cantidades de alcohol cuando estaban embarazadas.
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Sharon y su marido, Paul, adoptaron a cinco hijos, entre los cuales estaban Andy y Rachel.
De pequeño, Andy tenía ataques de pánico cuando estaba en lugares donde había mucha gente. Además, tenía dificultades para hacer actividades cotidianas como lavarse los dientes: le costaba concentrarse. Ya le habían diagnosticado el síndrome alcohólico fetal, aunque su madre adoptiva asegura que los servicios sociales no le dieron mucha importancia.