Monseñor Oscar Arnulfo Romero llegará a los altares antes de que sus sicarios a la Justicia.
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Casi 40 años después de su asesinato, el sacerdote católico más venerado de El Salvador será canonizado el próximo domingo por el papa Francisco en el Vaticano.
Sin embargo, el largo y accidentado proceso para superar las pruebas, testimonios, campañas, barreras y negociaciones de la Congregación para la Causa de los Santos ha terminado primero que otro por el que se comenzó a abogar antes: que los responsables de su muerte sean juzgados.
El pasado miércoles, mientras cientos de salvadoreños tomaban aviones hacia Roma para participar en la ceremonia, que se espera que abarrote la Plaza de San Pedro, otro numeroso grupo de personas tomó las calles de la capital con gritos de justicia y pancartas.