Es difícil comprender cómo Ben Francis, entonces un muchacho de 19 años, tuvo el tiempo o la energía para fundar su propia marca deportiva, Gymshark.
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Muchos emprendedores jóvenes tienen que encontrar tiempo para trabajar en sus ideas al margen de una jornada laboral de ocho horas, y Francis no fue la excepción. En 2012, estudiaba en la universidad a tiempo completo y por la noche repartía pizzas.
"Me despertaba e iba a la universidad, terminaba pasado el mediodía y después trabajaba en Pizza Hut desde las 5 de la tarde hasta las 10", recordó.
"Lo que hacía era responder correos sobre mi marca entre los repartos a domicilio. Después iba a casa y trabajaba en mi website y en el diseño de nuevos productos", añadió.
Después de dos años agotadores, y con una facturación de su incipiente negocio cercana a los US$320.000, Francis dejó la universidad y su trabajo como repartidor de pizzas para enfocarse en su compañía.
Siete años más tarde, su marca de ropa deportiva tiene una facturación estimada en US$130 millones.