"Mi consejo es que no sea imbécil".
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Con esas duras palabras se refirió el viernes pasado el secretario general de la OEA, Luis Almagro, a la actuación del expresidente de gobierno de España José Luis Rodríguez Zapatero en la crisis venezolana.
Sus palabras encontraron eco en una reacción del gobierno de España que este lunes presentó una nota verbal de protesta ante la OEA por la "ofensa" contra el exmandatario.
El Gobierno español expresó su rechazo enérgico a las palabras de Almagro y señaló que "constituyen una ofensa personal a Zapatero y afectan gravemente a la imagen de España", por aludir a quien gobernó ese país entre 2004 y 2011.
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Agregaron que con sus palabras, Almagro fue "mucho más allá de lo que podría justificarse por una diferencia de opiniones" sobre asuntos políticos y le pidió que"ponga fin a esta innecesaria y perturbadora situación que empaña la dignidad del cargo que ostenta".
"El Gobierno no puede asistir tranquilamente a los gravísimos insultos por parte de una persona con un relevante papel institucional", dijo a la prensa el ministro de Exteriores de España, Josep Borrell, quien se encuentra en Nueva York para asistir al periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU.
Aclaró, sin embargo, que "Zapatero no representa al Gobierno español" y que sus actuaciones en lo relacionado con Venezuela las realiza "estrictamente a título personal".