Paolo Guerrero, el delantero y capitán de la selección peruana, no podrá jugar, entrenarse y ni siquiera entrar a una cancha de fútbol hasta abril de 2019.
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Este viernes, el Tribunal Federal de Suiza revocó la medida cautelar que había otorgado en el caso del delantero peruano, que había sido suspendido a fines de 2017 por supuesto dopaje.
Esto como consecuencia de rechazar la petición de nulidad del caso hecha por la defensa del jugador, por lo que deberá cumplir con los ochos meses que le faltan de la sanción por dopaje que le había impuesto el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS, por sus siglas en francés) para volver a las canchas.
La medida cautelar le había permitido a Guerrero participar con su selección en el pasado Mundial de Rusia.
El capitán peruano había sido suspendido por la FIFA por el hallazgo en sangre de una sustancia prohibida – benzoilcegonina, principal metabolito de la cocaína– durante el control antidopaje tras el partido Argentina-Perú, que se disputó el 6 de octubre de 2017.
A partir de allí, el jugador -que acaba de firmar un contrato con el club brasileño Internacional de Portoalegre– buscó la manera de apelar la decisión y evitar quedarse fuera de Rusia 2018.