Un nuevo artilugio ha conquistado por sorpresa a las grandes ciudades de Estados Unidos, simpático y práctico para algunos, problemático para otros: el monopatín eléctrico.
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Desde California hasta Nueva York, estos pequeños vehículos motorizados se han vuelto de pronto parte del paisaje urbano de un país que otrora concibió la cultura de los grandes autos.
Detrás de la moda de monopatines eléctricos hay personas que los adoptan como transporte alternativo en urbes abarrotadas, y empresas incipientes que los alquilan como servicio compartido.
Su uso "está despegando muy rápido", dice Regina Clewlow, experta en temas de transporte y directora ejecutiva de Populus, firma que indaga cómo la gente se moviliza en áreas metropolitanas.