Era una masa enorme de basura, vasos de poliestireno y botellas de plástico atrapadas entre las raíces de las lilas, una planta flotante que cubre algunos ríos de República Dominicana.
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Hasta el pasado 12 de julio, toda esta basura hacía presión contra el puente flotante que hay sobre el río Ozama, que recorre 148 kilómetros de la isla antes de desembocar en el Atlántico.
La enorme masa de deshechos se había acumulado en ese punto a causa de las fuertes lluvias de la tormenta Beryl, que afectó al territorio dominicano por esas fechas.
Las autoridades que controlan el puente decidieron abrirlo y la basura terminó en las playas de Fuerte San Gil, Montesinos y Guibia, en el litoral sur de Santo Domingo.