"No era la primera vez que mi tarjeta electrónica para entrar a la empresa fallaba. Asumí que había que reemplazarla por otra".
PUBLICIDAD
Así comenzó una serie de insólitas situaciones que hicieron que Ibrahim Diallo fuera despedido de su trabajo. Pero no fue su jefa la que lo despidió; fue una máquina.
El joven cuenta su historia en un blog, con la esperanza de que sirva como una advertencia a las empresas que confían demasiado en automatizar sus procesos.
"La automatización puede ser una ventaja para una compañía, pero tiene que haber una manera en que los humanos puedan intervenir si las máquinas cometen un error", escribe.
Su historia comienza el día en que no pudo ingresar al rascacielos de Los Ángeles donde estaba su oficina y tuvo que pedirle al guardia que lo dejara ingresar porque su pase no funcionaba.
"Apenas entré a la oficina le fui a decir a mi jefa lo que estaba pasando. Ella me prometió que me conseguiría otro de inmediato".