No es inusual que un autor dedique un libro a sus padres, pero que Garrard Conley haya reconocido y agradecido a su papá y mamá en su libro biográfico "Boy Erased" (Un chico eliminado) es muy sorprendente, debido a lo que ellos lo sometieron.
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Fueron sus padres los que lo obligaron a tomar parte en terapias de "conversión antigay" o abandonar a la familia para siempre.
La homosexualidad de Conley fue revelada a sus padres por su propio violador, después de que lo asaltó en la universidad. Pero, para su padre —que era un pastor bautista— y su madre, el verdadero crimen fue que era gay.
Vivían en Arkansas, en lo que se conoce como el "Cinturón de la Biblia", en el sur de Estados Unidos.
En ese estado conservador se enseñaba que hacer yoga es malo y que Harry Potter es malvado. Conley, que estaba tan aterrorizado como en conflicto con su sexualidad, sintió en ese entonces que la única solución era someterse a la polémica práctica.
"Llegué a pensar que estaba poseído por verdaderos demonios", comentó Conley a la BBC. "Había vivido 18 años de mi vida en este ambiente de casi culto".
El programa al que lo enviaron fue de "culto total", dice, pero encontró la fuerza para liberarse y seguir otro rumbo al que su familia esperaba.