Desde el navegador satelital en tu carro hasta las etiquetas de tus publicaciones en las redes sociales, muchos de nosotros utilizamos a diario sistemas de posicionamiento global, más conocidos por sus siglas, GPS.
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Gladys West es una de las personas cuyo trabajo fue instrumental en el desarrollo de las operaciones matemáticas detrás del GPS.
Sin embargo, hasta ahora, su historia no se había contado.
Cuando West comenzó su carrera en el Naval Surface Warfare Center, un centro de investigación de la marina en Virginia, Estados Unidos, en 1956, en ese lugar solo había otra mujer negra y dos hombres negros más.
"Cargaba con todo ese peso, pensando que tenía que dar lo mejor de mí", dice.
"Siempre haciendo las cosas bien, dando el ejemplo para otra gente que venía detrás de mí, especialmente mujeres".
"Me esforcé por ser fuerte y aguantar lo mejor que pude".
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Educación para dejar el campo
West nació en 1930 en el condado de Dinwiddie, Virginia, un sitio "muy rural", cuenta.
Muchas de las familias alquilaban tierras y luego les daban a los dueños una parte de lo que cosechaban.
Su familia tenía una pequeña granja, y ella tenía que trabajar en el campo con ellos.
"Era un poco lo contrario de lo que tenía en mente", asegura.
West tenía otras ambiciones: no quería quedarse allí recogiendo tabaco, maíz o algodón como sus vecinos.
Tampoco quería trabajar en una fábrica cercana, machacando las hojas de tabaco para confeccionar cigarrillos o preparar tabaco para pipas.
"Al principio pensé que tenía que ir a la ciudad", dice, recordando que creía que eso la ayudaría a abandonar ese trabajo.
"Pero después, cuando fui accediendo a más educación, obtuve calificaciones más altas y aprendí que la educación era lo que me ayudaría a salir de allí.
Oportunidad
En su escuela, a los alumnos que obtenían las mejores notas les ofrecían una beca para la universidad local.
Su familia "no tenía mucha plata", y West sabía que ésta era su su gran oportunidad.
Trabajó duro, se graduó con las mejores notas de su clase, y se aseguró la beca.
"Cuando llegó el momento de ir a la universidad, no sabía bien qué estudiar", explica.
"Trataban de decirme que, como era buena en todas las materias, debía graduarme en ciencia o matemática o algo más difícil, que no estudiara tanta gente".
West se decidió por matemáticas, una materia que en su universidad cursaban más hombres que mujeres.
"Te sentías un poco diferente. No encajabas como lo harías en la economía del hogar".
"Siempre estabas compitiendo y tratando de sobrevivir porque pertenecías a un grupo de gente diferente".
Las pocas compañeras mujeres que tenía dirigieron sus carreras hacia la enseñanza.
West también enseñó por un par de años, pero se le abrieron oportunidades en otras partes y así fue como se fue a trabajar en la base naval de Dahlgreen.
Inicios
Allí, West recopilaba y procesaba información de satélites, y la usaba para determinar su posición exacta.
Fue esta información la que contribuyó a desarrollar el GPS.
"Llegábamos y nos sentábamos en nuestro escritorio y razonábamos, seguíamos todos los pasos que cualquiera seguiría para resolver un problema matemático", recuerda West.
Después trabajaba con los programadores en las funciones que las computadoras necesitaban desarrollar.
"Los operadores nos llamaban para decirnos que nuestro programa estaba andando y que podíamos acercarnos a verlo".
"Entonces bajábamos y mirábamos cómo funcionaba aquella computadora enorme. Y ahí obteníamos resultados".
"Nueve veces de cada diez no estaban del todo bien, por eso teníamos que analizarlos para ver qué había salido diferente de lo que esperábamos."
Derechos civiles
Al mismo tiempo que West trabajaba como matemática, el movimiento por los derechos civiles en EE.UU. ganaba fuerza.
Figuras como Martin Luther King y Malcom X, denunciaban el racismo en todo el país.